Menú
Ignacio Moncada

¿Podemos acabar con los ciclos económicos?

Para acabar con los ciclos hay que poner en marcha un lote de reformas que incluyan la eliminación de la reserva fraccionaria, y la liberalización del sistema monetario, todavía en manos de órganos de planificación centralizada, los bancos centrales.

Siempre que llega una crisis económica los políticos se lanzan a reformar la regulación financiera para garantizarnos que ésta no vuelva a repetirse. Cuanto más profunda es la recesión, cuanto más violento el seísmo financiero, más severas tienden a ser las nuevas regulaciones. Pero todas ellas tienen algo en común: que nunca funcionan. Jamás evitan la siguiente crisis. Tan sólo atacan, y en general con escaso impacto, los síntomas de las crisis. Nunca las causas.

Mientras en los últimos días todos los medios de comunicación, incluidos los diarios financieros más rigurosos, andan entretenidos debatiendo las reformas financieras diseñadas por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, Libertad Digital publicó una noticia de la que nadie se ha hecho eco, y que abre la puerta a la posibilidad de atacar a la raíz de las crisis económicas. El Parlamento británico ha accedido a debatir una propuesta de dos diputados tories, Steve Baker y Douglas Carswell, para restaurar la reserva del 100% para las cuentas corrientes, terminando con el actual sistema de reserva fraccionaria.

Esta propuesta, defendida por la Escuela Austriaca de Economía, representada en España por el Instituto Juan de Mariana, y algunos miembros de Libertad Digital como Juan Ramón Rallo, está basada en el análisis expuesto por el profesor español Jesús Huerta de Soto en su libro Dinero, crédito bancario y ciclos económicos. En él indica que la raíz de los ciclos económicos reside en el privilegio otorgado a las entidades financieras para crear dinero mediante la concesión de créditos sin respaldo de ahorro, desdoblando el dinero depositado por los clientes en sus cuentas corrientes, y creando burbujas especulativas en tiempos de crecimiento que después deben reajustarse. Como explica Juan Ramón Rallo, "el proceso de creación artificial de crédito provoca distorsiones que se van acumulando en una economía hasta que colapsan en forma de crisis".

Casi todos los políticos y economistas actuales ven los ciclos económicos como un fenómeno inevitable, y aunque nos venden que con sus reformas acabarán con las recesiones, lo cierto es que sólo tratan de combatir sus síntomas. Keynes decía, como último recurso, que las recesiones no eran otra cosa que la depresión sincronizada de todos los empresarios, inversores y consumidores, que generaban una caída de la demanda sin más motivo que el psicológico. La Escuela Austriaca, basada en los trabajos de Ludwig von Mises y el Nobel de Economía Friedrich A. Hayek, afirma que el ciclo económico es un fenómeno evitable, pues son capaces de explicar sus causas.

Huerta de Soto apuntaba en una entrevista en esRadio que para acabar con los ciclos hay que poner en marcha un lote de reformas que incluyan la eliminación de la reserva fraccionaria, y la liberalización del sistema monetario, todavía en manos de órganos de planificación centralizada, los bancos centrales. Éstos, creados para tratar de evitar la insolvencia del sistema de reserva fraccionaria, imponen los precios más importantes de la economía, los tipos de interés, y asignan la oferta monetaria, permitiendo y reforzando las burbujas artificiales del crédito y las consecuentes recesiones económicas. Para el profesor Huerta de Soto, el actual sistema monetario está condenado a los ciclos económicos mientras no se aborde esa revolucionaria reforma. Pero con el simple hecho de sacar adelante la propuesta que se va a debatir en el Reino Unido habremos recorrido más de la mitad del camino. Estaremos más cerca de acabar con los ciclos económicos.

En Libre Mercado

    0
    comentarios