Creo imprescindible las tertulias en los medios de comunicación para formar una opinión pública política desarrollada, pero me parece que el actual mapa de los medios de comunicación dista mucho de ser racional y coherente para asentar una democracia de opinión. Hay paradojas y contradicciones dignas de ser pensadas para el bien de la democracia. Resulta curioso el contraste entre la unidad y cohesión en los medios cercanos al PSOE, mientras el zapaterismo muere lentamente, y la falta de acuerdo en los medios populares, mientras Rajoy sube en las encuestas lenta y parsimoniosamente.
Los medios de comunicación del Gobierno resisten como una piña ante la caída del zapaterismo. A veces se atreven a formular críticas serias y rigurosas al poder, pero, al final, sus argumentaciones están puestas al servicio del poderoso régimen socialista. Son inflexibles. Sus espectáculos circenses y teatrales son mínimos. Sus periodistas y tertulianos están bien pagados. Actúan con rigor y saben servir al amo con lealtad. Son rocosos. TVE, RNE, la Cuatro y la SER, Antena 3 y algunos programas de Onda Cero, la Sexta y, en fin, todo ese conjunto de cadenas de radio y televisión al servicio del Gobierno no permiten demasiados titubeos y juegos de centrismo de salón. Zapatero es inflexible con sus medios; si hay que expulsar a un tertuliano de algún medio afín, se le expulsa y punto; o, por el contrario, si un jefe-gallito quiere sacar de su tertulia a un zapaterista, se le defiende a muerte...
Por el contrario, el nuevo curso político trae un diseño raro y, hasta cierto punto, caótico en los medios de comunicación supuestamente favorables a una nueva mayoría al margen del socialismo. El mapa de las radios y televisiones digitales dista mucho de responder con precisión y argumentación sólida contra el régimen zapaterista. Por el contrario, los supuestos medios de comunicación que defiende las posiciones del PP o juegan al espectáculo del centrismo vergonzante o sólo quieren ganar audiencias compitiendo con medios afines. Un horror. O no es acaso demencial un conductor de un programa de televisión que le quita importancia a las cuestiones graves, o sea las relativiza, con tal de ganar dinero. Por no decir nada de "esos bustos parlantes", chicas y chicos supuestamente centristas, que aparecen aquí y allá por una soldada miserable. Y qué me dicen de las "opiniones" de esos ex ministros sin futuro y sin criterio...
En fin, tengo la sensación de que un teatrillo de guiñol falsamente democrático está sustituyendo a unos medios de comunicación creadores de opiniones serias y fundamentadas. ¡El que pueda entender que entienda!