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Maite Nolla

Gallardón les da vidilla

Tenían razón; si el PP quiere que se controle el gasto y el despilfarro debe empezar por el ayuntamiento de Madrid y allí no gobierna Zapatero. No siempre dejar los temas en remojo funciona.

Parece que las advertencias de Aznar sobre el hecho de que en España es tan grave la crisis económica como la institucional no calan en Rajoy. Y la verdad es que las encuestas le dan razón. El PP sin hacer prácticamente nada, suma dos o tres puntos de más en cada encuesta, porque a Zapatero le ha venido a ver monsieur Mazó; el tío del Mazo, que dice Perico, un concepto que seguro conoce y domina Rajoy, y que es de lo poco que a mí se me ha pegado del ciclismo. Está claro que el PP está atacando únicamente por la cuestión económica, aunque los expertos de esta casa me dirán que ni eso. El PP está, como se dice en su campaña para las catalanas, por los problemas reales, aunque no los identifique. Por cierto, hago un inciso y aprovechando que el Nobel pasa por Vargas Llosa, de repente se ha creado un problemón para el PP de Cataluña, ya que a cincuenta días de las elecciones es difícil explicar por qué su candidata no firmó por considerarlo "inútil", el manifiesto en defensa de la lengua común, promovido, nada más y nada menos, que por todo un premio Nobel. Además, si Rosa Díez no tenía candidato o, mejor dicho, ninguno era de su gusto, ya lo tiene.

Volviendo al tema, como les decía, convendrán conmigo que de lo poco que habla el PP es de economía. Y ahí, el PP, como es normal, debería presentarnos algún modelo. No vale decir que esto se hunde y que estamos en los minutos de la basura y qué mal está todo, sino que en el PP deben decirnos qué modelo van a aplicar cuando lleguen a gobernar y si se parece a alguno de los que están siguiendo en los lugares donde gobiernan. Y en eso la cuestión se reduce a dos: el modelo Aguirre y el modelo Gallardón. Y, como en todo lo demás, en realidad Rajoy no dice nada de ninguno de los dos. Los tolera; un problema, si tenemos en cuenta que son incompatibles entre sí.

La cuestión es que no decidirse por ninguno de los dos no tiene sólo consecuencias electorales; se te puede volver en contra, y así ha sido. El Gobierno ha utilizado a Gallardón como arma arrojadiza contra el PP. Zapatero lo tuvo fácil en el Senado ante Pío García Escudero y hasta un peso pluma como la señora Salgado, un caso de desahucio político, la peor ministra de Economía de la democracia, recurrió a Gallardón para salir airosa de una pregunta parlamentaria. Y tenían razón; si el PP quiere que se controle el gasto y el despilfarro debe empezar por el ayuntamiento de Madrid y allí no gobierna Zapatero. No siempre dejar los temas en remojo funciona.

De todas formas, el que debe estar triste y desolado es el propio alcalde de Madrid, que ve cómo después de tantos años intentando caer bien a la izquierda, después de tanto esfuerzo para aparecer como un verso suelto, un pajarillo libre en el mundo de la política, el PSOE le utiliza, a él, a todo un alcalde faraónico, para responder dos miserables preguntas parlamentarias. Qué ingratitud.

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