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Ignacio Moncada

La planificación centralizada de los salarios

Para salir de la crisi los salarios no deben ni de subir ni de bajar, sino todo lo contrario. Es fundamental que los salarios se negocien de forma deslocalizada e independiente, empresa por empresa.

Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal, por fin nos da el antídoto contra la crisis: "Sólo se puede salir si trabajamos más y cobramos menos". Así, se alinea con el Nobel Paul Krugman, que afirmó que deberíamos reducir nuestros salarios cuando fue invitado a España por Zapatero, al creer que serviría para respaldar su política socialista. Michael Priore, catedrático del M.I.T., contraatacaba en El País señalando que una bajada de salarios "no servirá para nada", situándose al lado de los sindicatos, para los que toda solución siempre pasa por subidas masivas de salarios.La guinda al estéril debate la puso González-Páramo, del Banco Central Europeo, al replicar a Díaz Ferrán que "no se necesita trabajar más, sino mejor". Es decir, que el problema es que trabajamos mal.

Pese a los avances de la teoría económica, en la opinión pública las discusiones se siguen planteando en términos de planificación centralizada. No es de extrañar, por tanto, que la forma de fijar los salarios en España sea mediante la negociación colectiva entre sindicatos y patronal. Es decir, que a lo máximo que hemos llegado en este ámbito, desafiando los catastróficos resultados del siglo XX, es a sustituir el clásico comité soviético de planificación económica, por dos organizaciones que discuten qué salarios imponer. En todo caso, las decisiones se siguen tomando de espaldas a lo que quiere cada empresario y cada trabajador, a cada situación específica. Si ya habíamos llegado a la conclusión de que los precios y salarios no deben imponerse desde arriba, no tiene sentido seguir manteniendo este fallido mecanismo llamado negociación colectiva.

Para salir de la crisis, por tanto, los salarios no deben ni de subir ni de bajar, sino todo lo contrario. Es fundamental que los salarios se negocien de forma deslocalizada e independiente, empresa por empresa. Como los salarios dependen de las demandas que tengan los productos que vende cada empresa, unas tendrán que subirlos y otras, principalmente en sectores que tienen que reestructurarse, que bajarlos. De esa forma, el tejido empresarial se podrá ajustar sin distorsiones, de forma más rápida y creando menos paro que en la actualidad. Pero esto es imposible si la negociación colectiva, que la confusa reforma laboral de Zapatero no se ha atrevido a tocar, sigue siendo el órgano de planificación centralizada de los salarios.

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