Menú
Clemente Polo

Y otras lindezas

Ojalá que estos tres artículos hayan servido para hacerles ver que, más allá de nuestras preferencias políticas, son las instituciones de nuestra democracia, no quienes circunstancialmente las representan, las que merecen nuestro respeto.

Dedico esta pequeña crónica a todos aquéllos que encontraron fuera de lugar que criticara en un artículo anterior ("Abucheos") a los ciudadanos que abuchearon al presidente del Gobierno durante el desfile de la Fiesta Nacional el pasado 12 de octubre. Reflexiono, desde otra perspectiva, sobre el mismo tema al que también dediqué el siguiente artículo ("Manifestaciones"): el respeto debido a las instituciones centrales del Estado constitucional, más allá de la simpatía o antipatía que puedan despertar en nosotros las personas que circunstancialmente las representan

Corría el 14 de enero de 1999, casi la prehistoria. El Sr. Aznar presidía el Gobierno de España y estaba de visita en Barcelona. Eran los tiempos en que el Sr. Pujol, presidente de la Generalitat, respaldaba al Sr. Aznar en el Congreso y el Sr. Aznar daba por buena la Ley de Normalización Lingüística aprobada en el Parlamento de Cataluña y atendía con solicitud las peticiones del Sr. Millet para financiar la rehabilitación del Palau de la Música (hoy sabemos que parte de ese dinero sirvió también para rehabilitar la casa familiar de Millet y engrasar la maquinaria de la Casa Gran de CDC).

Cuentan las crónicas (La Vanguardia, 15 de enero 1999.) que ese día el presidente realizó una visita privada al Centro Nacional de Microelectrónica (CNM) del CSIC en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) acompañado por una reducida escolta. A la cita acudieron puntuales "unos doscientos estudiantes que pretendían acercarse hasta el centro" y doce policías tuvieron que hacerles frente y cerrarles el paso. "Aparecieron más estudiantes y llegaron hasta seis camionetas de policía" y "mientras continuaba la visita de Aznar, se inició una batalla campal entre estudiantes –sobre todo de la Facultad de Letras, algunos con pancartas independentistas– y miembros de la Unidad de Intervención Policial". El rector y el decano de Letras negociaron "con el representante policial para permitir que los estudiantes pudieran acercarse pacíficamente hasta la puerta del centro, pero... tras acordarlo, algunos agentes volvieron a cargar". La batalla se saldó con 14 manifestantes y 5 policías heridos leves. "Fuentes oficiales informaron de que el rector pidió disculpas a Aznar por el comportamiento incívico de algunos estudiantes".

La entrada de la policía en el campus universitario provocó la inmediata condena de las autoridades académicas de la UAB. El rector Solá, futuro consejero de Universidades de ERC y hoy en las listas de Solidaritat Catalana per la Indepèndencia, declaró que "habría que remontarse a épocas anteriores a la democracia para recordar una actuación semejante de la policía en un recinto universitario" y "presentó una demanda judicial contra la actuación de los agentes". El equipo de Gobierno de la UAB emitió un comunicado para expresar "su más enérgico rechazo... a la actuación ‘desproporcionada’ de la policía" y "la actuación injustificada de algunas autoridades", y convocó un claustro "en el que los estudiantes pedirán que se declare a Aznar persona non grata en la UAB y el rector pondrá su cargo a disposición de los claustrales". El claustro se celebró el 18 de enero, y tal y como estaba previsto, tras ratificar por una amplísima mayoría al rector, el presidente Aznar fue declarado persona non grata. Aunque nunca las políticas de Aznar despertaron mi entusiasmo –algunas, como su connivencia con los nacionalistas catalanes y vascos, franco rechazo–, sentí como profesor de la UAB una profunda vergüenza ante la actitud del equipo de gobierno y los acuerdos adoptados por el claustro.

Todos los partidos catalanes en la oposición PSC, ERC, EUA y PI acudieron cual tiburones a la llamada de la sangre, entendiendo que algún beneficio podría reportarles desgastar al Gobierno, y pidieron a coro la dimisión de la Sra. García Valdecasas, delegada del Gobierno en Cataluña. El Sr. Clotas, portavoz socialista, la acusó de incompetente por no saber "afrontar una situación, el abucheo de unos estudiantes, que otros presidentes, como González y Suárez, han tenido que soportar", y el PSOE pidió "la comparecencia urgente del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, para que explique la brutal actuación de la policía". ¡Cráneos privilegiados! Al entender del rector y los líderes de los partidos en la oposición, el presidente debería haber soportado estoicamente los insultos de varios centenares de energúmenos y realizado una exhibición acrobática para esquivar los proyectiles que le lanzaban. ¿Será éste el destino que espera al Sr. Rodríguez Zapatero o al Sr. Rajoy si osan visitar, aunque sea privadamente, el flamante Sincrotrón Alba en la UAB?

Para terminar, quiero resaltar dos detalles que tal vez hayan pasado desapercibidos en el relato. La visita de Aznar era, como queda dicho, estrictamente privada, de ahí que apareciera el presidente con una escolta mínima en el campus. Como la decisión de visitar el CNM no se comunicó al Rector hasta bien entrada la tarde del día 13, solamente el propio rector o su entorno más próximo pudieron filtrar la información a las organizaciones estudiantiles. Todo un ejemplo de lealtad institucional. El segundo atañe a las disculpas que, según fuentes oficiales, presentó el rector al presidente Aznar. Tengo serias dudas sobre la sinceridad de las mismas. Como ya he mencionado, el rector intentó, durante la trifulca, negociar con la autoridad policial para que se permitiera a los estudiantes acercarse hasta la puerta del CNM y, una vez terminados los altercados, interpuso una demanda judicial contra los agentes policiales. En contraste, al rector ni se le pasó por la cabeza crear una comisión para aclarar el origen de la filtración y determinar las responsabilidades de los "estudiantes". Finalmente, el rector hizo gala de su incoherencia al no dimitir tras perder la votación de la moción que declaraba persona non grata al residente del Gobierno (sospecho que tras el paripé se marchó a su despacho a celebrar el resultado con su equipo).

Epílogo: Quizás entre quienes aplaudieron los abucheos dirigidos contra Rodríguez Zapatero durante la Fiesta Nacional el pasado 12 de octubre 2010 haya algunos ciudadanos que sintieron indignación cuando se produjo la manifestación orquestada contra la visita de Aznar a la UAB el lejano 14 de enero de 1999. Ojalá que estos tres artículos hayan servido para hacerles ver que, más allá de nuestras preferencias políticas, son las instituciones de nuestra democracia, no quienes circunstancialmente las representan, las que merecen nuestro respeto.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 4 comentarios guardados