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Amando de Miguel

Dudas y errores

Se pregunta don Juan José por qué esa moda de preferir las palabras esdrújulas, las largas, las que provienen de otras lenguas. Está muy claro. Las palabras llanas, las cortas, las castizas hacen el habla demasiado vulgar.

No me he debido de expresar claramente al relacionar el origen de la rueda con la escritura cuneiforme. No es que las tabletas sumerias fueran redondas. Esa primera escritura se logra con incisiones de unas cuñas en el barro blando, que después se cuece. Muchas veces esa rudimentaria escritura se hace sobre vasijas de barro, las cuales se han moldeado con las manos en un torno. Es el torno lo que indica la primera aplicación de la rueda, o mejor, de la rueda con un eje. Sospecho que hubo vasijas de barro mucho antes que carros. Es más, los primeros carros seguramente no fueron para transportar sino para guerrear. Qué curiosa semejanza fonética entre "barro, carro, rueda y guerra".

Son varios lectores los que dudan de mi fantasía sobre la coincidencia de Shakespeare y Cervantes en Madrid durante la primavera de 1605. Léase lo que digo en mi libro Sociología del Quijote. La historia, aunque fantaseada, me parece verosímil. Hay una obra de Shakespeare sobre un episodio del Quijote, que desgraciadamente se perdió. Lo que es seguro es que Shakespeare conoció la primera versión inglesa del Quijote, por cierto, muy buena. Nada menos que entendió el traductor lo que eran "duelos y quebrantos".

José Carlos Martínez Galán me reprende porque conjugo el verbo "asolar" como regular, en el sentido de algo que arruina o devasta, como lo hace una plaga. Según don José Carlos tenía yo que haber escrito "asuela". Tiene razón mi comunicante. Así lo prescribe la RAE. Mi confusión es con el verbo "asolar" (regular), que proviene de "sol" y significa secar una planta. Bien puede decirse que una plaga "asola" una sociedad, como si fuera una vida vegetal. En definitiva, la cosa está confusa. Aun así, digo que lo de "asuela" me suena fatal, pero sigo pidiendo perdón.

Juan José Carballal siente verdadera vergüenza de que un señor tan culto como el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, utilice un palabro como "hipotizar". Añado que la sorpresa no debe ser tanto por el cargo del alcalde sino por ser un alto funcionario y, además, hijo y nieto de notables escritores. Vamos, que el burgomaestre madrileño no es un quídam. Se pregunta don Juan José por qué esa moda de preferir las palabras esdrújulas, las largas, las que provienen de otras lenguas. Está muy claro. Las palabras llanas, las cortas, las castizas hacen el habla demasiado vulgar. Se trata de sobresalir, vanidosos que son los hombres públicos o semipúblicos. Queda más solemne y pretencioso decir "vamos a hipotizar" que "es un suponer". En mi gremio uno pierde prestigio si habla con llaneza y sencillez. Recuérdese que en español (y más en catalán) ser simple equivale a ser tonto. En cambio, lo "complicado" tiene mucho mérito.

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