Menú
EDITORIAL

Irlanda tampoco era Grecia

Lo que nuestro Gobierno no puede hacer es limitarse a reiterar que "España no es Irlanda" cuando lo cierto es que, tras Irlanda y Portugal, España es el país que más papeletas tiene para sufrir una crisis insuperable de financiación.

El rescate de Irlanda para sanear su crisis de deuda parece tan inminente que desde Bruselas ya hay quien lo cifra en unos 100.000 millones de euros, la mitad de los cuales se dirigiría a salvar a la banca, mientras el resto se destinaría a consolidar las finanzas del Tesoro y a evitar que tenga que seguir saliendo a los mercados de deuda, que le han exigido unos altísimos tipos de interés.

A nadie debería extrañar la insostenible situación financiera por la que atraviesa este país si tenemos en cuenta que el tamaño de su sistema bancario es de 1,3 billones de euros, mientras el PIB del país apenas llega a los 0,15 billones. De hecho, basta que los bancos irlandeses tuviesen un agujero del 10 por ciento de sus activos, para plantearse incluso si la cuantía antes mencionada del rescate va a ser suficiente para evitar la quiebra.

En cualquier caso, lo que nuestro Gobierno no puede hacer mientras tanto es limitarse a reiterar que "España no es Irlanda" y que nosotros "no tenemos un problema de solvencia", cuando lo cierto es que, tras Irlanda y Portugal, España es el país que más papeletas tiene para sufrir una crisis insuperable de financiación. De hecho, ya este mismo martes nuestro país ha tenido que pagar un 32 por ciento más para colocar su deuda, y es un secreto a voces que las advertencias genéricas tanto de Washington como de la Comisión Europea siguen teniéndonos también a los españoles como destinatarios.

Sin crear alarmas, pero sin demorar un minuto más la solución, Elena Salgado debería sacar su Plan B –si es que lo tiene– y acometer nuevos y mucho más drásticos recortes de gasto que pongan freno a un déficit que sigue estando absolutamente incontrolado. Es simplemente demencial que el Gobierno acabe de posponer el proyecto de ley de las pensiones al próximo mes de marzo o abril, fechas, por otra parte, en las que tampoco podemos confiar que se lleve a cabo si tenemos en cuenta el calendario electoral. Otro tanto, se podría decir respecto de los necesarios y drásticos recortes de gasto en todas las administraciones –empezando por la autonómica–, como de unas reformas que, como la del mercado laboral o la privatización de las cajas, no queden en un mero simulacro.

Claro que pretender que el Gobierno de Zapatero haga en periodos electorales los ajustes y reformas que no ha hecho hasta ahora es tan iluso como empieza a serlo confiar en un líder de la oposición que, con la que está cayendo, se siente "liberado" de hacer la crítica al Gobierno y prefiere hablar de deporte. El sistema financiero internacional se está derrumbando y mientras Zapatero esconde su cabeza bajo tierra, Rajoy se queda tranquilamente mirando Teledeporte. Justo lo que necesitamos para generar confianza hacia los inversores internacionales.

En Libre Mercado

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados