Menú
Amando de Miguel

Politiquerías

La ONU debería disolverse, visto el coste que supone hoy los magros resultados que consigue. El último escándalo: su nula intervención en el conflicto del Sahara Occidental.

Agustín Fuentes comenta con asombro el argumento que oyó en una cadena de televisión próxima al Gobierno. A saber, el Vaticano debería ser expulsado de la ONU. La razón es que la Iglesia se propone hacer confluir los dos poderes, el civil y el religioso. Ese mismo argumento lo he tenido yo que soportar en otros medios no afines al Gobierno, pero que permiten una cierta pluralidad de opiniones. El argumento dicho se basa en la nesciencia, por decirlo educadamente. La Iglesia Católica constituyó el primer Estado moderno. Al menos fue el primero que dispuso de un cuerpo diplomático. Todavía hoy, en muchos países, el nuncio del Vaticano suele ostentar el primer puesto en el protocolo de los embajadores. Otro dato es que hay nuncio en todo los Estados del mundo. Respecto a la separación del poder religioso respecto del político, esa idea es típicamente católica. La enunció por primera vez el Papa San Gelasio hace más de mil años. Otras religiones no han mantenido la separación de esos dos poderes. Esos son hechos. Añado que la ONU debería disolverse, visto el coste que supone hoy los magros resultados que consigue. El último escándalo: su nula intervención en el conflicto del Sahara Occidental. Bien es verdad que tampoco la ha solicitado el Gobierno español, genuflexo ante las dictaduras. Don Agustín tiene razón: el Gobierno de Zapatero ataca todo lo que puede a los católicos. Añado que no podrá eliminar las cruces de los cementerios, y eso que son de los ayuntamientos, no de la Iglesia.

José Antonio Martínez Pons corrobora mi apreciación de que, en los casos de violencia contra las mujeres, las noticias suelen ocultar el dato de su marginalidad. Respecto a las expresiones de moda, don José Antonio anota que ahora se repite hasta la saciedad lo de "democracia" y derivados. Por ejemplo, "nosotros, los demócratas". En efecto, hay algo que suena a falso en esa reiteración. Don José Antonio coincide conmigo en que la preparación intelectual de los ministros es francamente mejorable. Simplemente ingresan en la rueda de los altos cargos por sus relaciones personales con el jefe. En el caso de dejar la cartera ministerial, siempre encuentran un confortable acomodo en alguna fundación. Eso es lo que se llama oligarquía.

José María Navia-Osorio comenta lo del Tea Party de los Estados Unidos. Al de Oviedo le molesta que aquí pronunciemos "Ti Pary". Pero es como lo pronuncian en los Estados Unidos. Suena al Tipperary, la famosa canción de los soldados británicos en las guerras del siglo XX. Era el equivalente del Lily Marlén de los alemanes o la Madelón de los franceses. El Tea Party es algo tan peculiar de los Estados Unidos como la cranberry sauce, la mermelada de arándanos que acompaña al pavo en el Día de Acción de Gracias. El Tea Party es un movimiento cívico que extrema el individualismo frente al Estado. En Europa no hay nada parecido, pues no es fácil que alcancemos el grado de individualismo que existe en los Estados Unidos. Por ejemplo, en España hay muy poca sensibilidad a la idea de pagar los menos impuestos posibles. Es más, los españoles no tenemos mucha conciencia de pagar impuestos. Muchos de esos impuestos se disfrazan con acrónimos (IVA, IRPF, IBI) o con otros nombres (tasas, licencias, valor catastral, etc.). Pero sobre todo muchos españoles creen que los impuestos los pagan verdaderamente los demás, no ellos. Esa ignorancia es una bendición para el Fisco. El único equivalente del Tea Party sería en España un movimiento de rebelión fiscal contra el despilfarro del gasto público, a menudo fuente de corrupción. Por soñar que no quede.

En Sociedad

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados