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Maite Nolla

Secuestrados y engañados

Alguien puede pensar que nuestros partidos toman el voto y nos secuestran. Y el primero el PP, traidor en este caso como el que más.

No me voy a arrogar yo la representación de nadie; en caso contrario me estaría convirtiendo en una editorialista conjunta cualquiera. Pero sin saber muy bien si los contrarios y los partidarios de la Ley Sinde son muchos o pocos, aceptarán ustedes que existen indicios para pensar que esa proporción no se corresponde con el resultado de la votación del Senado; ya les digo, es una suposición. El caso es que el Senado ha aprobado el proyecto de ley con doscientos cuarenta y ocho votos a favor y sólo cinco en contra. Y encima resulta que los cinco valientes que se opusieron a la ley son de Entesa –PSC, ERC e Iniciativa–, del Benegé y del Partido Socialista de Mallorca. Es decir, los nacionalistas más extremos son los únicos que se oponen a la Ley Sinde. Visto lo visto, hechas todas las salvedades y siendo éste el sistema que tenemos, alguien puede pensar que nuestros partidos toman el voto y nos secuestran. Y el primero el PP, traidor en este caso como el que más. Porque, al final, si nuestros políticos aceptan la ley por unanimidad –o casi–, lo que está claro es que los muchos o pocos contrarios, o los que simplemente introducirían algún matiz, saben que su propuesta legítima no tiene ningún cauce para salir adelante.

Aunque con tu voto los partidos tienen más opciones. Por ejemplo, cuando no te secuestran, te engañan. Y es que eso es lo que se puede pensar después del apoyo de Alicia Sánchez-Camacho en el Parlament de Cataluña a Mas, negando el privilegio y soltando un discurso que ha hecho saltar las lágrimas de emoción al nacionalismo y a su prensa conjunta. No voy a defender yo a estas alturas de mi carrera artística a Alicia Sánchez-Camacho, y es que, aunque el abrazo del nacionalismo fiscal sea contradictorio con lo que dice su partido, es plenamente coherente con lo que lleva diciendo ella desde que la eligieron presidenta hace casi tres años. Entiendo que es muy difícil controlar a una política que modela tanto su discurso según esté en tevetrés o en El Gato al Agua, pero lo que ha dicho Alicia esta semana es de una coherencia impecable. Por ejemplo, durante todo el verano de 2009, para el que quisiera leerlo, en la página web del PP de Cataluña se colgó el titular de una entrevista en la que ella decía: "Cataluña necesita mucho más dinero". Y cuando Zapatero aprobó el sistema de financiación autonómico, la postura oficial del PP de Cataluña fue la de no secundar las críticas de las comunidades gobernadas por el PP, sino la de apoyar a CiU en su rechazo al sistema por considerarlo insuficiente. Como ahora. Con lo cual, lo contradictorio hubiera sido decir otra cosa. Añadan ustedes si quieren una pizca de la presión de los medios y el abismo de una nueva campaña que sitúe al PP en el anticatalanismo loapizante, pero en este caso lo que hay es coherencia. Y el que piense que le vendieron otra cosa, se siente: no haberla votado.

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