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Carmelo Jordá

Regalar libros electrónicos, un gran negocio

La teoría Gailman es que la gente conoce a los que luego son sus autores favoritos a través del préstamo de un amigo, no comprando un libro. Dejar un libro es lo más parecido en el mundo físico a lo que en internet ocurre en las redes p2p.

Mientras no escuchamos prácticamente otra cosa que apocalípticos avisos sobre el final de la cultura, la música, el cine y los libros: todos arrojados por ese sumidero de piratería e inmundicia que es internet, la verdad es que la red está dando algunas sorpresas que los agoreros harían bien en estudiar.

Por ejemplo, hace unos meses hablábamos por aquí de un autor no demasiado conocido y que ya estaba haciendo decenas de miles de dólares con los libros que vendía en internet, mucho más rentables que sus ediciones en papel.

Sí de acuerdo, admitamos que se trataba de una escritor un tanto peculiar y que aunque a él le vaya bien la "cultura" sigue corriendo peligro de muerte... Pero, ¿y si analizamos lo que le ocurre a uno de los autores que más vende en todo el mundo anglosajón?

Pues uno de los escritores de más éxito en Gran Bretaña y Estados Unidos es Neil Gailman, guionista de cómics, novelista, autor de teatro... toda una estrella, en resumen... y está poco menos que encantado de que sus libros se distribuyan por la red, tanto que lo hace él mismo: regaló durante un mes uno de sus best sellers.

La teoría Gailman es que la gente conoce a los que luego son sus autores favoritos a través del préstamo de un amigo, o el regalo de alguien cercano, no comprando un libro. Dejar un libro es, obviamente, lo más parecido en el mundo físico a lo que en internet ocurre en las redes p2p.

Y la práctica es que, en su experiencia, allí donde más pirateado ha sido más han crecido las ventas de sus libros físicos, incluso la obra que él mismo regaló (durante treinta días permitió tanto la lectura en la web como la descarga) multiplicó sus ventas por tres al mes siguiente.

El propio Gailman explica su punto de vista en un breve vídeo en el que acepta que al principio se sentía robado cuando sus obras circulaban por la red, pero que ha llegado a la conclusión de que "no puedes mirar esto como ventas que pierdes, no lo son (....) lo que realmente estás haciendo es anunciar tu libro".

"Todo esto" –continúa en referencia a las redes de intercambio y la mal llamada piratería– es simplemente gente prestándose libros". Así, analizar su experiencia le ha dado "una nueva perspectiva sobre los límites del copyright, porque lo mejor que tiene Internet es que permite a la gente leer más y acceder a cosas a las que no llegaría sin ella". Algo que "es simplemente maravilloso", concluye.

Y no sólo es maravilloso: como él nos demuestra también puede ser muy lucrativo... si uno no está literalmente paralizado por el miedo a que muera, no la cultura, sino el propio chollo.

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