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EDITORIAL

Zapatero tiene que dimitir de inmediato

A partir de ahora, la principal tarea de Rajoy, prácticamente la única, será lograr que el moribundo Zapatero de Bildu y de los cinco millones de parados no agote la legislatura.

El mensaje de las elecciones autonómicas y municipales de este 22 de mayo no ha podido ser más claro: Zapatero ha perdido todo apoyo popular y, por tanto, no puede continuar ni un segundo más en La Moncloa. Se impone la urgente convocatoria de elecciones anticipadas ante la evidencia de que la inmensa mayoría de la ciudadanía no está dispuesta a que la agonía socialista se convierta en la agonía de la Nación. España necesita de una regeneración institucional y económica que refuerce nuestro Estado de Derecho y dé nuevos bríos a nuestra actividad productiva; o dicho de otro modo, España necesita abandonar de inmediato la senda socialista que la ha llevado a reintroducir a ETA en las instituciones y a alcanzar la intolerable cifra de cinco millones de parados. Dos causas que han bastado para el hundimiento electoral del PSOE y dos causas que deberían bastar para que Zapatero se marche de inmediato.

Como es obvio, el PP ha sido el principal beneficiario de la debacle del PSOE: los de Rajoy han conservado todos sus feudos y se han apoderado de prácticamente todos los gobiernos a los que podían aspirar. Ahí están esos dos símbolos del cambio de ciclo político como son la victoria popular en Castilla-La Mancha y su arrollador triunfo en el Ayuntamiento de Sevilla, plazas inexpugnables del PSOE durante más de 30 años. Tal ha sido la sangría socialista, que no sólo ha engordado al PP, sino que ha dado algo de oxígeno a una terminal Izquierda Unida y, sobre todo, ha permitido consolidar el proyecto de UPyD como la alternativa nacional de izquierdas.

Es obvio, por consiguiente, que existen sobrados motivos para la satisfacción en Génova. Sin embargo, no convendría que cayeran en la autocomplacencia: por mucho que estemos ante los mejores resultados de su historia, el PP tiene razones más que suficientes para la preocupación, tanto dentro como fuera del partido. Dentro, porque su errada estrategia electoral en Asturias, Navarra o Valencia le ha privado de una victoria mucho más contundente: son tres errores que, de no enmendarlos, podría pagar caros en las próximas generales. Y fuera, porque el separatismo sigue ganando poder en Cataluña, Navarra y el País Vasco. De hecho, Bildu, la pantalla de Batasuna, dispondrá de más de mil cien concejalías desde las que seguir nutriendo financiera e informativamente a ETA: un escenario dantesco que es responsabilidad directa de Zapatero y del Tribunal Constitucional e indirecta de un Mariano Rajoy que decidió no hacer oposición con el tema y que en la misma noche de la victoria, desde el balcón de Génova, se negó de nuevo a pronunciarse sobre el asunto, pese a la unánime petición de sus militantes.

Puede que a partir de este lunes la principal tarea de los cargos electos del PP sea ponerse a trabajar desde sus localidades o comunidades autónomas. Pero la principal tarea de Rajoy, prácticamente la única, será lograr que el moribundo Zapatero de Bildu y de los cinco millones de parados no agote la legislatura. Tal vez no sea una prioridad personal para el presidente de los populares, pero desde luego sí es una prioridad nacional para España.

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