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Pablo Molina

Compañero Mimosín

Entre los mimos a Rubalcaba y las homilías de Alfonso Guerra convertido en un telepredicador pidiendo a sus fieles que anuncien el socialismo (sic), podemos hacernos una idea aproximada de lo que el PSOE quiere de sus votantes este próximo domingo.

La escena protagonizada en un mitin por Rubalcaba y su hasta hace poco rival Carmen Chacón, el primero pidiéndole mimos en público y la otra proporcionándoselos en nombre de todos los socialistas catalanes, ha servido de oportuno colofón a una campaña electoral que los socialistas, incapacitados para hablar de su ruinosa gestión, han centrado principalmente en los sentimientos.

Rubalcaba y Chacón al parecer se llevan bien, pero sólo hasta la noche del próximo domingo, en que los mimos van a continuar pero con el guante de Freddy Krugger, porque la política es tornadiza y las derrotas sonadas no dejan margen a las expresiones físicas del cariño insincero. A Rubalcaba, no obstante, que le quiten "lo bailao", porque eso de que la niña bonita del partido te mime en público no es cosa que ocurra todos los días, ni siquiera a un personaje tan sexy como el candidato Alfredo.

La anécdota revela que la estrategia del PSOE para no entrar en barrena es apelar a los sentimientos primarios de sus votantes, ya sea el odio proteico a la derecha, ya la adhesión inquebrantable a unas siglas que nos han arruinado a todos sin distinción de afinidades políticas. Lo del mitin con Chacón fue una representación gráfica de lo que los socialistas esperan de su electorado, una entrega sentimental sin condiciones aunque la prestancia del candidato no invite precisamente al arrumaco político.

Zapatero también pidió cariño a los sindicatos cuando se vio obligado a hacer como que iba a poner en marcha algunas reformas laborales y los liberados captaron perfectamente el mensaje. En lugar de montarle una huelga general pidiendo la dimisión en bloque del gobierno dieron un pasacalles gritando contra la metafísica de los mercados y la ontología del capital, dejando las huelgas salvajes para hacérselas exclusivamente a Esperanza Aguirre, en un gesto cariñoso donde los haya hacia un presidente del gobierno responsable del mayor desastre conocido en el mundo civilizado.

Entre los mimos a Rubalcaba y las homilías de Alfonso Guerra convertido en un telepredicador pidiendo a sus fieles que anuncien el socialismo (sic), podemos hacernos una idea aproximada de lo que el PSOE quiere de sus votantes este próximo domingo. Fe, cariño y muchos arrumacos. Y a confiar en que entre tanto mimo caiga también algún voto.

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