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Adolfo D. Lozano

Cuando las plantas te hablan

A través de la historia, diversos buscadores del bienestar han celebrado y apoyado el potencial médico de las plantas, así como de los extractos botánicos para promover la salud.

A través de la historia, diversos buscadores del bienestar han celebrado y apoyado el potencial médico de las plantas, así como de los extractos botánicos para promover la salud. Incontables de estas especies vegetales han vivido y convivido en la Tierra durante millones de años y dependido en muchos sentidos unas de otras para su supervivencia. En los últimos años la medicina ha conseguido respaldar gracias al descubrimiento de las propiedades de los polifenoles las intuiciones de quienes nos precedieron descifrando maravillas que esconden las plantas. Los polifenoles, que suelen dar color a frutas y verduras, son los antioxidantes más abundantes en la dieta, y mejoran la salud gracias a una gran variedad de mecanismos de activación genética en nuestro organismo. Existen miles de polifenoles clasificados en familias y subfamilias como las catequinas, los taninos, los flavonoles... y seguramente has oído hablar en múltiples ocasiones de fuentes ricas en los mismos como el vino tinto y frutos del bosque, el té verde o el cacao. En cuanto a los polifenoles en la dieta lo importante es la variedad. Probablemente una de las cuestiones más interesantes es que los producen dichas plantas para protegerse frente a situaciones de estrés como la radiación ultravioleta, las infecciones o sequías. Puede parecer ciencia ficción, pero es simplemente ciencia: tales compuestos que crean las propias plantas para defenderse pueden entablar comunicación con nuestros organismos. ¿Pueden las plantas hablar y comunicarse con nosotros? Cuando nos referimos a los polifenoles, es una certeza bioquímica.

Dicha comunicación a nivel bioquímico entre las plantas ricas en polifenoles y los seres humanos se basa en lo que la ciencia ha denominado xenohormesis: cómo determinadas moléculas generadas por una especie (xeno, las plantas en este caso) en respuesta al estrés ambiental (hormesis) pueden inducir resultados protectores en otras especies (como los humanos). Resulta asombroso comprobar que los códigos genéticos que hacen posible la vida de organismos tan simples como las bacterias o la levadura están escritos en el mismo lenguaje que articula la bioquímica de cualquier ser humano actual. A través de la ciencia de la filogenia, que estudia las relaciones de ADN entre las especies, sabemos que plantas y animales activan similares códigos genéticos para sobrevivir ante las adversidades. El concepto de la xenohormesis se basa en la idea de que nuestros cuerpos son capaces de reaccionar a las señales que las plantas generan en períodos de estrés. Ingiriendo determinadas plantas sometidas a tales estadios de estrés, los seres humanos podemos retar a nuestra propia herencia genética modificando nuestras respuestas innatas. Y esto es sólo el comienzo de una de las más apasionantes historias jamás contadas en las ciencias de la naturaleza: la historia de los polifenoles.

Éstos suelen desplegar las siguientes propiedades generales: 

- Antioxidantes: los polifenoles son críticos a la hora de que el cuerpo humano acabe expulsando los radicales libres

- Antiinflamatorios: los polifenoles tienen un incuestionable valor a la hora de reducir efectos perjudiciales de la inflamación, como por ejemplo su inhibición del NF-Kappa-B.

- Antiglicación: pueden reducir los daños que el azúcar genera sobre las proteínas y que deteriora nuestros órganos (que son esencialmente proteína).

-Pro-longevidad: determinados polifenoles, entre los que sobresale excepcionalmente el resveratrol, son capaces de replicar los resultados en prolongación de la vida de la restricción calórica pero sin tener que reducir calorías.

No es de extrañar, pues, que una dieta antiinflamatoria, siendo rica en vegetales, pueda definirse también como rica en polifenoles.

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