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EDITORIAL

El final de un pacto fracasado

Si Patxi López ha mostrado estos tres años su peor cara, Basagoiti ha fracasado en todos los frentes. Sus resultados electorales han dejado sus políticas en ridículo frente a la fortaleza electoral y moral del partido de Mayor Oreja y María San Gil.

La formación de un Gobierno no nacionalista en el País Vasco fue una de las mejores noticias políticas de los últimos años. Desgraciadamente, temíamos desde el principio que Patxi López y el PSOE no fueran fieles al espíritu que llevó al PP a apoyarlo, y no cabe duda de que así ha sido. "Si Zapatero y López no se convencen de la necesidad de terminar policialmente con el terrorismo –y sólo policialmente–, de poco valdrá que los nacionalistas hayan abandonado Ajuria Enea", dijimos en su momento. Y no cabe duda de que ni uno ni otro han mostrado esa convicción.

López tenía ante sí una oportunidad histórica de erradicar del panorama vasco la corrupción institucional que han supuesto los 30 años de gobierno del PNV. Tenía la posibilidad de eliminar la confusión entre partido y Gobierno que había quedado marcada a fuego durante este tiempo y meter aire fresco en lugares clave como la Ertzaintza y la educación. Tenía, sobre todo, la obligación de defender la ley y arrinconar a los proetarras, se escondiesen detrás de unas siglas u otras.

En cambio, y sólo en los últimos meses, López se mostró dispuesto a un pacto con Amaiur, apoyó la legalización de Batasuna, aprobó un decreto de ayudas a "víctimas policiales" al que podían acogerse etarras, apoyó a Eguiguren en sus componendas con ETA, pidió la excarcelación de Otegi, se mostró en contra de obligar a los etarras a pedir perdón y equiparó a todos los muertos, víctimas y verdugos.

Frente a todo esto, el PP de Basagoiti dejó hacer. López ha traicionado el pacto que suscribió con los populares vascos en prácticamente todos los frentes: la lucha contra ETA, la defensa de las víctimas, el avance de las ideas constitucionalistas y nacionales frente al nacionalismo excluyente; nada de eso fue suficiente para que abandonara su apoyo al PSOE. Pero ha bastado que Patxi López mostrara su oposición a las políticas de Mariano Rajoy para que se apresurara a retirarle su apoyo.

Es más, si hiciéramos un repaso a las posiciones políticas de los principales partidos políticos vascos en esta legislatura, comparándolas con las que tenían hace una década, la deriva de estos tres años ha sido hacia las posturas de los partidos a los que se había vencido en las urnas. El PNV de hoy se parece a EA o IU de entonces, el PSOE al PNV y, desgraciadamente, el PP al PSOE. No puede decirse que en el terreno de las ideas estos tres años hayan puesto las bases para un futuro mejor en el País Vasco.

Por tanto, si López ha mostrado estos tres años su peor cara, Basagoiti ha fracasado en todos los frentes. Sus resultados electorales han dejado sus políticas en ridículo frente a la fortaleza electoral y moral del partido de Mayor Oreja y María San Gil. Su única defensa, ser clave en la formación de un Gobierno no nacionalista, se ha mostrado estéril. Ha llegado al extremo de forzar la dimisión de personas tan valiosas como la propia San Gil, o Santiago Abascal hace sólo unos meses, por no mostrarse sumisos a su línea política. Ahora mismo, lo único con lo que puede defender su puesto es su completa sumisión a Rajoy. Le servirá para mantener la poltrona, pero difícilmente en una cita en las urnas en las que contará con el tradicional plus de representar al partido en el poder en España, pero con una fuerza más, Amaiur, con la que repartir escaños. Mal futuro el que le espera, y peor futuro el que espera al País Vasco y a España.

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