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Paloma Hernández García

PSOE: la organización más corrupta de España

Caso Filesa, Caso Rumasa, Caso Aller, Caso Seat, Caso AVE, Caso Arcos, Caso Guerra, Caso Roldán, Caso Gal, EREs de Andalucía, Caso Campeón, Caso Mallén, Caso Matsa, Caso ACM, Caso Feval, Operación Madeja, Caso Delcy, Tito Berni, Caso Koldo

Caso Filesa, Caso Rumasa, Caso Aller, Caso Seat, Caso AVE, Caso Arcos, Caso Guerra, Caso Roldán, Caso Gal, EREs de Andalucía, Caso Campeón, Caso Mallén, Caso Matsa, Caso ACM, Caso Feval, Operación Madeja, Caso Delcy, Tito Berni, Caso Koldo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2d), y los expresidentes socialistas José Luis Rodríguez Zapatero (d) y Felipe González (2i) | EFE

Es imposible abordar en un único artículo de prensa todos los casos de corrupción delictiva del partido de la "honradez centenaria" y tampoco cabe realizar aquí una trituración completa de la colección de corrupciones no delictivas del PSOE. Nos conformaremos con desvelar la falsa conciencia de los millones de cómplices culpables que cada día justifican las tropelías del partido del puño y de la rosa, acémilas sectarias reconfortadas con lemas como "Somos la izquierda", que para sus entendederas maniqueas significa "Somos los buenos" y el infierno son los otros.

Las corrupciones delictivas del PSOE —sólo durante el Régimen del 78— pueden recitarse a modo de sinfonía inacabada: Caso Filesa, Caso Flick, Caso Hacienda, Caso Rumasa, Caso Aller, Caso Seat, Caso AVE, Caso Arcos, Caso Guerra, Caso Roldán, Caso Gal, EREs de Andalucía, Caso Asesores, Caso Ciempozuelos, Cursos de Formación, Caso Campeón, Caso Mallén, Caso Comercio, Caso Matsa, Caso ACM, Caso Alhambra, Caso Feval, Operación Madeja, Caso Delcy, Tito Berni, Caso Koldo, etc.

Los EREs de Andalucía, el mayor desfalco de recursos públicos de la historia contemporánea de España, no sólo destapó un gravísimo caso de corrupción delictiva, sino que hizo visibles los mecanismos puestos en marcha por el PSOE con el fin de patrimonializar las estructuras y las finanzas públicas en beneficio propio, dado que este tipo de acciones convierten a los ciudadanos en "electores cautivos" y a los funcionarios públicos en caciques. Y es que la corrupción política también es corrupción, aunque no esté tipificada y medida en el código penal ni se trate en los tribunales: hay más corrupción en el PSOE que la que cabe en un sumario penal.

¿Qué es corrupción?

Corrupción política es fijar exacciones a los ciudadanos y a las empresas para financiar campañas de concienciación feminista y LGBTI+ a través de miles de chiringuitos cuya supervivencia depende estrictamente de recibir dichas subvenciones. Casos como este son ejemplos de corrupción, aunque se trate de una corrupción no delictiva, es decir, aunque la inversión de millones de euros de dinero público para colocar semáforos con perspectiva de género no sea ilegal. Corrupción no delictiva es batir récords en el uso del decreto ley con el fin de impulsar la agenda del PSOE sin pasar por las Cortes.

Corrupción política es enardecerse con la idea de los "Pueblos", olvidándose de la Nación y del Estado. Corrupción política es hablar de "nación de naciones" y recortar la soberanía en función de privilegios y no de leyes comunes. Corrupción política es el llamado "derecho a decidir", es que te importe más que los discursos de los secesionistas se digan en nombre de la democracia que el hecho de que atenten contra España. Corrupción política es pactar con aquellos que buscan destruir España, es pactar con partidos como Bildu, que lleva a terroristas en todas sus listas electorales.

Y es que en política cualquier decisión tiene siempre el mismo límite: la preservación del Estado y con él, su unidad política y territorial. De manera que cualquier programa político que se salga de estos límites necesita ir acompañado de un enorme aparataje propagandístico, cosa que nuestros separatistas saben muy bien. También lo saben los del PSOE, que hacen enormes esfuerzos de demagogia para vendernos su modelo de Estado confederal, donde ya no hablaríamos de España ni de españoles, sino de vascos, catalanes, gallegos, etc. De manera que no existe mayor corrupción política que actuar en favor de la secesión desde las propias instituciones del Estado: la secesión, de hecho, es la corrupción política por antonomasia. Justificarlo en nombre de la democracia —les han votado— es olvidar que la Constitución del 78 está incluida en España, pero no recíprocamente. Es no entender que España ya existía antes de la Constitución de 1978, ya existía antes de Franco, antes de la II República y antes, por supuesto, de 1812.

Vacunados contra la realidad objetiva, los cómplices culpables olvidan que el mayor recorte de gasto público que se recuerda en la democracia española lo llevó a cabo Zapatero; que antes de Zapatero, la "reconversión industrial", acompañada de la privatización de las antiguas empresas estatales del INI, la efectuó Felipe González. Tampoco tienen en cuenta la distribución de la sanidad y de la educación en taifas descentralizadas. Estos amantes de la "igualdad, la equidad y la justicia social" jamás denuncian la diferencia de inversiones públicas entre regiones, ni el hecho de que la lengua española sea objeto de agresión constante por parte de quienes reivindican un sin fin de lenguas vernáculas como "señas de identidad" de no se sabe qué identidades ficticias.

Corrupción política es emprender continuas reformas educativas para restar importancia a la instrucción del alumnado permitiendo que, a instancias del Estado, se administren ideologías basura a los futuros ciudadanos. Corrupción política es la antihistórica y anticientífica Ley de Memoria Histórica y democrática del PSOE. También es corrupción no delictiva asfixiar al sector primario en nombre de la pachamama.

Camps y El País

No olviden que, a propósito del caso de los EREs, el ministro Ábalos declaró que aquel "latrocinio organizado para comprar votos" —así lo especificaba la sentencia— no era un caso del PSOE porque, aunque los condenados delinquieron siendo Presidentes de la Junta de Andalucía, incluso Vicepresidentes o Ministros del Gobierno de España por el PSOE, ya no lo eran. Recuerden también la impudicia con que fue tratado el caso por el periódico El País, el diario "independiente" que dedicó 169 portadas a Francisco Camps del PP, investigado por la llamada "Trama de los trajes" que implicaba un valor de 14.021,5 euros y que finalmente resultó absuelto. Pues bien, El País llegó a escribir: "La audiencia no ha condenado a unas siglas —o sea, no ha condenado al PSOE— sino unas conductas y redes clientelares". Este es el enfoque "conductista" de la corrupción que emplea la máquina perfectamente engrasada del PSOE: entender la corrupción como referida únicamente a los vicios de los individuos, dejando intacto al PSOE y a la supuesta "izquierda progresista" que representa. Pues bien, el PSOE ha vuelto a activar el argumento rescatador, asegurando ahora que Koldo García ya no es militante del PSOE.

¿Darán igual todas las condenas que se le imputen al partido de los "140 años de honradez"? ¿Seguirá brillando el PSOE en su máxima pureza, a pesar de los múltiples casos de corrupción delictiva y no delictiva que tengan lugar en su seno? Nada hay eterno y el PSOE caerá tarde o temprano, pero lo cierto es que sigue contando con un ejército de periodistas para justificar lo injustificable y con una recua de militantes dispuestos a tragar lo que haga falta. El plan continúa.

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