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Stas Radziwill

El barrio donde Garzón aprendió su no-inglés

El el carísimo Greenwich, donde los alquileres no bajan de los 20.000 dólares al mes, es donde se ubicó el ático del juez Garzón en NY.

La celebre vía que da nombre a este espacio que hoy comienza recorre la isla de Manhattan de sur a norte, pasando su cauce por cinco barrios que son cinco planetas distintos. La quinta avenida es, de facto, el alma y el eje de esta isla. Imbuída de tal autoridad, la calle parte a este nudo gordiano urbanístico en dos áreas; el "west side" (oeste) y "east side" (zona este).

Del celebre vial nace el clítoris de la ciudad, en el corazón de Greenwich Village, concretamente en el "Washingon Square Park", un vergel urbano vinculado a la historia de España, pasada y presente. Pasada, porque esta a tiro de piedra del romántico cementerio sefardita de la calle doce, construido a principios del XIX para acoger los restos de los judíos españoles emigrados a la isla. Y presente, porque en este carísimo distrito es donde los alquileres de los "townhouse" no bajan de los 20,000 dolares al mes, y donde vivió en 2005 el juez Garzon, precisamente en un lujoso townhose que NYU le cedia como pago en especie ("Querido Emilio..." recuerdan?).

Superado el village, la quinta avenida se adentra en el distrito "Flatiron" que recibe su nombre del singular edificio con forma de cuña del mismo nombre. Cordilleras de grandes predios de principios de siglo que en el pasado albergaron talleres textiles desbordantes actividad dan forma a este barrio. La luz requerida por las costureras –en su mayoría judías recién llegadas del este de Europa- hizo que estos edificios se proyectasen con inmensas ventanas, columnas de hierro, y grandes alturas forjando sin quererlo un estilo arquitectónico propio que hoy se paga a precio de platino.

Una vez dejado atrás el distrito Flatiron, la Quinta Avenida ingresa en Midtown para recubrirse de la exclusividad y oropel al que la asociamos sin remedio. Algo inevitable, pues Midtown es una orgia de dinero, mármol, rascacielos, y edificios públicos como el Empire State (en el numero 350) el Rockefeller center ( en el numero 630) y la biblioteca publica de NY ( en el numero 455)

Tras cruzar la barrera psicológica de la calle 59, la arteria se infiltra en la region a la que la mayoría de los mortales la asociamos: el Upper East Side. Con sus magnificas cooperativas residenciales, sus berlinas de cristales tintados, sus sinagogas con fieles uniformados de Brioni, Chanel y cirugía estética de la buena y sus joyerias de escaparates abarrotados. Siempre he asociado las vidrieras de las joyerias de Nueva York a fruterías pues en ellas se observan brillantes como manzanas, esmeraldas como melones y rubies como remolachas. Además, "Verdura" es el nombre de un reputado joyero newyorkino en el 745 de esta avenida.

Como le pasa a todo lo bueno, la Quinta Avenida también se acaba. Al igual que los elefantes, que vuelven a su origen antes de morir, la Quinta Avenida, nacida a la sombra del cementerio judeo español, muere en el Harlem Hispano entre ritmos de bachata y senoras que comentan el paso de días sentadas, a la moda manchega, en sillas que ellas mismas sacan a la calle.

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