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Jake Sandoval

La historia de Europa en dos Tiziano

Dos cuadros del pintor Tiziano han vivido toda la historia de Europa como telón de fondo por un aparente capricho del destino.

Dos cuadros del pintor Tiziano han vivido toda la historia de Europa como telón de fondo por un aparente capricho del destino.

Hay dos cuadros de Tiziano de los que siempre me fascinó su historia. Recuerdo perfectamente un verano demasiado caluroso en el que, apretujado en un metro londinense, leí en un periódico gratuito que el duque de Sutherland quería vender dos Tizianos que habían sido tasados en casi 150 millones de libras cada uno. La riqueza de los duques escoceses suena tan a tópico que me parecía increíble que todavía pudiesen tener dos cuadros tan extraordinarios como esos.

Tiziano era el pintor favorito de Carlos V y de su hijo Felipe II. Los había retratado a ambos en múltiples ocasiones, y suyo es el retrato de Carlos V cabalgando en Mülhberg, que representa el punto álgido de un emperador y de la dominación española en el mundo. Fue Felipe II quien en 1562 le encargó una serie de siete cuadros sobre la metamorfosis de Ovidio. Los dos cuadros son parte de esa serie. Diana y Calisto, que representa el momento en que la diosa Diana descubre que su criada Calisto ha quedado embarazada de Júpiter, y Diana y Acteón que representa el momento en que la diosa Diana se encuentra con Acteón.

Formaron parte de la colección real española (actual Museo del Prado) hasta 1715 en que su tataranieto Felipe V decidió regalárselos en agradecimiento al embajador francés en España por los servicios prestados a su persona. Es entonces cuando salen de las colecciones reales y entran en el mercado del arte. No duraron mucho en manos del embajador, quien los vendió a Felipe de Orleans, sobrino de Luis XIV y regente de Francia desde 1715 a 1723 en la minoría de edad de Luis XV, por lo que acabaron formando parte de la colección del duque de Orleans.

Philippe Égalité, bisnieto del regente francés, no podía mantener su nivel de vida a pesar de casarse con una de las mujeres más ricas de Francia, y tuvo que vender su colección de joyas a Catalina la Grande en 1788. En 1792, ya en plena Revolución Francesa, empieza a poner en venta su colección de arte, que era evidentemente una de las mejores de Europa. Él no llegó a ver el destino de estos dos cuadros, ya que en octubre de 1793 es guillotinado a pesar de haber abrazado la república y haber votado a favor de la muerte de su pariente Luis XVI.

La colección Orleans se dispersa, y los dos cuadros de Tiziano son comprados por Francis Egerton, III duque de Bridgewater (1736 –1803) quien los adquiere en 1798 con un sindicato de inversores, principalmente familiares, que compran uno de los lotes más grandes de la antigua colección Orleans. Bridgewater era un aristócrata inglés que hizo una ingente fortuna en la construcción de canales para la explotación de sus minas. Bridgewater muere sin hijos y deja en su problemático testamento su parte de la colección Orleans a su sobrino George Leveson-Gower, Marqués de Staffford, nombrado I duque de Sutherland meses antes de fallecer en 1833. George Leveson-Gower a su vez tuvo cuatro hijos, siendo el mayor de la rama de los duques de Sutherland y la pequeña de los Earl of Ellesmere quienes, por estipulación de Bridgewater, heredan la colección de cuadros.

Los cuadros están desde entonces en Londres en Bridgewater House donde se podían ver en público una tarde a la semana hasta 1939, año en el que fueron trasladados por la II Guerra Mundial a Escocia, siendo depositados en la National Gallery de Edimburgo en 1945. En 1963 muere sin sucesión George Sutherland-Leveson-Gower, VI duque de Sutherland, por lo que los títulos le recaen a su primo sexto juntándose otra vez la historia de Sutherland con los cuadros.

Tras años de dudas, finalmente la National Gallery de Londres y la National Gallery de Edimburgo acudieron el año pasado a comprar los cuadros por 50 y 45 millones de libras cada uno. Pero visto el destino de ambos cuadros es difícil creer que se quedarán para siempre en su nuevo sitio. Su destino caprichoso y la rueda de la fortuna quisieron que fueran telón de fondo de la historia europea: el Imperio Español, la Guerra de Sucesión Española, la regencia de Luis XIV, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, las Guerras Mundiales y,  finalmente, la decadencia de la aristocracia inglesa. 

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