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Katy Mikhailova

¡Escasa femineidad!

¿Por qué se ha masculinizado la mujer? ¿Por qué hemos adoptado costumbres como las despedidas de soltera?

¿Por qué se ha masculinizado la mujer? ¿Por qué hemos adoptado costumbres como las despedidas de soltera?

Llevo años observando que la mujer se ha masculinizado. ¿Razones? Podemos recurrir a las sociológico-históricas, cuyos resultados se aprecian en diferentes rituales de esta nuestra sociedad. La forma de caminar de la mujer se ha vuelto más machorra; si a esto le añadimos la odiosa moda de la anorexia hay veces que, de espaldas, dudamos si es hombre o mujer.

Se acerca el día del orgullo gay, Chueca se ha vuelto imposible. Veía un cuerpo caminar, alto, delgado, de escasas caderas, ausentes nalgas y una melena rubia y corta. Acompañado todo ello de unos brazos finos y musculosos con una bandolera, muy 15M, trenzada en colores morados y malvas –muy republicano, también-. ¡Era una mujer! Jamás lo habría pensado.

Rodeada iba de otras chicas –esas, quitando a parte ese tufo a lo 'choni', sí parecían ser, al menos, lo que eran en verdad: ¡mujeres!- que llevaban una especie de diadema con un juguetito en la cabeza que simulaba el miembro masculino. No es difícil adivinar qué celebraban: una despedida de soltera.

Pues bien. Esto de las despedidas de solteras me tiene un poco harta. Llevo ya de verano unas cuantas y no dejo de intentar hallar su razón de ser. ¿Despedida de qué?, ¿de la libertad? Re-planteo mi pregunta: ¿despedida de la libertad o del libertinaje? Pues me temo que más del libertinaje que de lo otro; aunque el libertinaje presuntamente se fundamenta en la libertad y añadiría yo que también en la doctrina del Igualitarismo tan sociata. La moda de los penes en la cabeza es de las peores modas que se han asentado en Occidente. Y, ¿por qué manifestar a los cuatro vientos que se va a casar una?, ¿por qué no organizar una simple quedada de amigas en un lugar tranquilo y charlar de manera entretenida?

Cuando dos personas se casan es para darle la bienvenida a una nueva vida y no despedir la pasada. Pero lo más divertido es que ahora está de moda también la celebración de las despedidas de los matrimonios. ¡Se celebran los divorcios! ¿No les da la sensación de que, al final, como otras tantas cosas, la despedida de solteros es una excusa para seguir festejando causas de razones inexistentes?

Algunos se casan por la Iglesia, a pesar de un prominente laicismo puesto en práctica –o más bien un ausente Cristianismo no puesto en práctica y visto solo desde la teoría aprehendida en la infancia-. ¿Y qué pasa con la austeridad predicada por el Catolicismo? Porque no hay más que ver esos bodorrios, aun en época de crisis, que se montan. Crisis económica y paradójicamente crisis de valores, lo que es más preocupante aún.

Después, al Catolicismo y al ritual de la boda se le suma la costumbre de adherir prácticas yanquis: las damas de honor. ¿Pero qué diantres hacen las Damas de Honor?, ¿retocarle la cola a la novia o ir requetemona con un vestido en el mismo color que otra amiga?

El libertinaje de la mujer, al margen de la boda monjil, cuya novia vestida de blanco simboliza la pureza ausente ya de su vida, tiene sus bases en la liberación de la mujer del corsé. Sí, así lo leen. No es una locura. Empezamos pidiendo igualdad y ahora muchas piden más que los hombres. Y eso no es posible; no es que no sea posible, es que es antinatural. Y antinatural, por si me lee algún progre troll que se aburre con su incoherente iPhone dada su condición ideológico-política, es ir contra natura: en contra de que la mujer es mujer, y el hombre es hombre, y Dios nos hizo -¡afortunadamente!- diferentes.

¿Pero no se dan cuenta, señoras, de que yendo de "feministas quemasujetadores" por la vida no se van a comer ni una rosca? Otra más: se casa por segunda vez, no importa si por Iglesia o por lo civil, ¿y va de blanco? Por favor, aprendamos a interpretar la simbología que nuestra rica cultura nos ha dejado en herencia y dejémonos de tanta pompa ostentosa en la decoración con la que no vamos a ninguna parte si no es a la cultura de la apariencia que es una mentira más en la que los socialistas doble-moralistas nos han hecho creer. ¡Y si Dios nos ha hecho mujeres, seámoslo con orgullo y con un par de tacones!

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