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Rosa Belmonte

La música olvidada

Antes había grandes conciertos hasta arriba de música, cantantes y más actuaciones por causas benéficas.

Antes había grandes conciertos hasta arriba de música, cantantes y más actuaciones por causas benéficas.
Mahalia Jackson | Corbis

Antes de que Bob Geldof nos diera la tabarra (y se hiciera rico con los pobres), ya había grandes conciertos con mezcla de estrellas rutilantes. Y también por alguna causa justa. Así, por el empleo y la libertad fue la Marcha sobre Washington. Además del discurso de Martin Luther King, hace 50 años hubo música en la capital estadounidense. Ahí estaba la gran Mahalia Jackson, que fue una de las 'culpables' de que King cambiara el comienzo del 'speech' ("Diles lo del sueño, Martin"). También era una figura importante en el movimiento de derechos civiles. Había conocido a Ralph Abernathy y a King en 1956. Estos le pidieron que cantara en Montgomery para recoger fondos durante el boicot de los autobuses, cosa que hizo. Harry Belafonte decía de ella que era la mujer negra más poderosa de Estados Unidos (pero cuando se quiso comprar una casa en Chicago, los vecinos blancos se opusieron). En Washington cantó dos piezas a la multitud, 'How I Got Over' y 'I’ve Been Buked and I’ve Been Scorned'. En el funeral del reverendo, cinco años después, cantaría 'Take My Hand, Precious Lord'. Mahalia es la mejor cantante funeraria. En la realidad y en la ficción (recordemos su gran 'Trouble of the World' de 'Imitación a la vida').

Justo después de la intervención de King, llegó el turno de Marian Anderson (estaba prevista para el himno nacional pero llegó tarde). Otra contralto, otra cantante negra significativa. En 1939, las Hijas de la Revolución Americana habían decidido que no actuara en Constitution Hall. Eleanor Roosevelt la resarció con un concierto en el Lincoln Memorial. También había sido la primera negra (o negro) en cantar en el Metropolitan Opera de Nueva York (en 1955 en 'Un ballo in maschera').

Los 250.000 asistentes a la Marcha sobre Washington también escucharon a una jovencísima Joan Baez, a Bob Dylan o a Peter, Paul and Mary. Eran unas actuaciones casi de andar por casa, en el propio atril del discurso. Sin música o acompañados solo de guitarras. Como curiosidad, presentando a los artistas estaba Ossie Davis, el también comprometido actor que muchos años después sería el padre de Jennifer Beals en 'The L Word'.

Otro gran acontecimiento en el que hubo música, cantantes y más actuaciones pero solo nos acordamos de un momento fue el 45 cumpleaños de John F. Kennedy en el Madison Square Garden. A veces parece que solo Marilyn Monroe hubiera subido al escenario. Su lúbrico 'Happy Birthay' ha arrumbado hasta un 'Casta diva' de Maria Callas, que era una de las artistas de la noche. También estaban Ella Fitzerald, Peggy Lee, Bobby Darin, Harry Belafonte… Los Supersingles, vaya. Peter Lawford, el cuñado-presentador, se había pasado toda la noche dando paso a la rubia, pero siempre salía otro. El día antes, Marilyn Monroe había llegado al Garden y mientras todas esas estrellas ensayaban, como cuenta François Forestier en ‘Marilyn y JFK’, ella se dedicó a memorizar la sala, a ver dónde iba a estar el palco del Presidente, a memorizar la distribución de los proyectores… Pero no ensaya. Porque ella lo vale. Pobre, esa noche la pasaría con el Presidente en el Carlyle, pero nunca más lo volvería a ver. Tras la humillación pública, Jackie amenazó a su marido y el Presidente renovó su harén.

Lo de Martin Luther King y Mahalia Jackson era menos sórdido.

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