La duquesa de Alba, acompañada por su marido, Alfonso Díez, y su hija Eugenia Martínez de Irujo, asistió a la gala organizada por la Fundación Pequeño Deseo, que acoge a niños con enfermedades crónicas o de mal pronóstico, con la que la duquesa de Montoro colabora desde hace años. "Es muy duro, pero también te aporta muchas satisfacciones el ayudar a esos niños", comentó.
No es fácil coincidir con Eugenia, porque desde hace tiempo sus salidas a actos sociales se han restringido de manera notable, pero esta ocasión era especial, ya que se trata de un tema solidario y le afectaba de manera muy cercana.
Como era de esperar no quiso hacer ningún tipo de comentario sobre la reciente boda de su exmarido, Francisco Rivera. "No tengo nada que decir, al ser un tema que no tiene nada que ver conmigo". Así de tajantes fueron sus palabras, y se negó a hacer cualquier tipo de comentario que tuviera que ver con su vida privada. "No pienso decir nada", concluyó.
Cuando se le preguntó por su madre, lo único que dijo fue que no había anulado su viaje a Nueva York por problemas de salud, aunque sí reconoció que tenía una edad, pero que afortunadamente se encontraba muy bien y recuperada.
A escasos metros, y totalmente ajena a la conversación, Doña Cayetana estaba tomándose una cerveza acompañada como siempre por su inseparable marido. Tanto a la llegada como a la salida, Eugenia estuvo totalmente pendiente de su madre, a la que después acompañó hasta el coche, porque la duquesa estuvo sólo un rato y se retiró pronto.
El acto estuvo presentado por Boris Izaguirre y Ana García-Siñeriz, y entre los asistentes estuvieron Paloma Cuevas, Samantha Vallejo-Nájera o Margarita Vargas, esposa de Luis Alfonso de Borbón, todos presentes para mostrar su apoyo a dicha fundación.