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Carlos Pérez Gimeno

Ortega Cano no levanta cabeza

Le va a costar mucho al maestro recuperarse del último disgusto que le ha dado su hijo José Fernando.

Le va a costar mucho al maestro recuperarse del último disgusto que le ha dado su hijo José Fernando.
José Ortega Cano | Archivo

Esta última cornada que ha recibido José Ortega Cano por parte de su hijo, José Fernando, ha sido mortal y le va a costar mucho recuperarse. Según me cuentan, cuando el maestro se enteró de la detención de su hijo y de los delitos que había cometido, tuvo que ser atendido por un médico. Asimismo, Ana María Aldón, su actual pareja y madre de su hijo José María, comentó que los disgustos que le da José Fernando van a acabar con su vida. Hay que recordar que Ortega Cano padece una lesión importante de corazón y contrariedades de tal envergadura que pueden acarrear desenlaces muy serios y de difícil solución.

Desgraciadamente, desde su adopción, el hijo no les dio más que preocupaciones a sus padres. Al poco tiempo de vivir en España, estando Rocío Jurado aún viva, decidieron internar al chico en un colegio de régimen militar en USA -porque su educación era bastante estricta- y así, al menos, intentaban que José Fernando se enderezara, porque a pesar de su corta edad, ya se notaba que tenía un carácter tremendamente difícil. No duró mucho tiempo en aquel centro. Su regreso se tuvo que adelantar porque a la artista le diagnosticaron un cáncer que acabó con su vida.

Una vez desaparecida Rocío, José, en solitario, hizo lo imposible para que su hijo recibiera una buenísima educación, matriculándolo en diferentes colegios, tanto en España como en Irlanda. Sus intentos no sirvieron de nada y a José Fernando siempre lo expulsaban por su pésima conducta y por ser mal estudiante. A pesar del empeño del padre por encubrir y justificar la actitud de su hijo, la mala relación que había entre ellos era pública.

Da pena pensar que, con todo lo que trabajó Rocío Jurado, la herencia que dejó a su hijo -valorada en un millón de euros- la esté dilapidando en bares de alterne y, después de los últimos acontecimientos, también en consumir sustancias poco recomendables.

Según parece, durante el fin de semana se han acercado a visitarle al centro penitenciario donde aún permanece su tía Mari Carmen (hermana de Ortega Cano) con su marido Aniceto, y Gloria Camila, que al ser menor de edad no le han permitido la entrada y no ha podido ver a su hermano. Toda la familia está destrozada y algo muy grave han tenido que ver los jueces para dictar prisión sin fianza.

Esta triste historia se añade a todo lo que tiene pendiente el torero con la justicia por el accidente de trafico ocurrido en mayo del 2011, que le costó la vida a Carlos Parra y, a consecuencia del mismo, tiene que enfrentarse a una condena de 2 años y medio de prisión. Sería tremendo que padre e hijo coincidieran en la cárcel.

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