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Katy Mikhailova

¿Eres gorda si usas una 40?

Mango no ha estado muy fino con esta campaña: vender prendas de la talla 40 a la 52... y llamar a esta primera "talla grande".

Mango no ha estado muy fino con esta campaña: vender prendas de la talla 40 a la 52... y llamar a esta primera "talla grande".
La modelo Eva María Pérez Llanos | yonosoy90-60-90.com/

Hace un par de semanas daba la sensación de que una noticia supondría la alegría de más de una chica de tallas grandes. Y esta sorpresa iba de la mano de la catalana Mango. Lo que nadie se imaginaba era que un proyecto innovador acabaría siendo una diana para linchar la propuesta. Y es que la nueva enseña, de la empresa presidida por Isak Andic, llamada Violeta By Mango, iba a poner a la venta en sus 100 establecimientos prendas desde la talla 40 hasta la 52.

Sí. Talla 40. ¡Quién iba a pensar que una talla podría ser motivo de polémica!

¿Tener una talla 40 es estar gordo? Ni siquiera una 42. Conozco a chavalas majísimas y guapísimas que, por medir un metro setenta y mucho, y por ser algo más anchas de caderas que la "modelo perfecta", tienen que usar la 42. Por ejemplo, a Amaya Valdemoro, -y me arriesgo a meter la pata con sus medidas-, la conocí hace dos semanas en los premios de Alfonso Ussía de La Razón. Una mujer encantadora, con una melena que da gusto, llevaba un vestido verde que le favorecía mucho… es más que probable que use una 42 debido a su altura y sus músculos. ¿Es gorda Amaya? Ni mucho menos. Simplemente es, proporcionalmente, más grande en anchura y altura que una chica que mida metro sesenta y poco y lleve una 38. Lo raro es usar una 36 midiendo lo mismo que Amaya. Más que raro… es peligroso y preocupante.

Con todo este debate, una ciudadana de Barcelona, Arantxa Calvera, a través de la plataforma change.org, ha solicitado la retirada de la campaña puesto que le parece un grave error considerar la talla 40 como una talla grande. A fecha de hoy, la campaña está alcanzando casi las 30.000 firmas.

Es curioso que Mango se lanzara a algo así sabiendo que según el Ministerio de Sanidad es a partir de la talla 48 cuando se considera ésta especial, tal como estimaron en 2007. Quizás a Mango le interesa esta polémica para promocionar su nueva línea. Aunque a juzgar por sus beneficios que luego menciono, podrían también invertir en publicidad en los medios, que buena falta les hace.

Hace dos semanas tuve en mi programa de radio Por Mis Santos Tacones a una modelo de tallas grandes con cierto prestigio a nivel nacional, que vino expresamente a Madrid desde Gijón. Ella se define como ‘yo no soy 90-60-90’. Es una chica con una cara preciosa y, a pesar de que su cuerpo sea más voluptuoso que el de una mujer "estándar", sigue habiendo armonía en su morfología. Se llama Eva María Pérez Llanos. Aseguraba que no entendía la razón de que en las tiendas convencionales no hubiera tallas a partir de la 44. Y las pocas que hay, según la gijonesa, suelen agotarse antes, afirmaba. Eva María denunciaba la ignorancia y la falta del sentido común de las firmas de moda que, habiendo comprobado que las tallas medianas y grandes se venden antes que las pequeñas, no ofrezcan más tallas y más género de aquellos productos cuyas tallas se venden con más rapidez. También contaba con indignación que para vestir ‘a la moda’ debía acudir a tiendas para señoras mayores, contando, por tanto, con la desgracia de que la estética de la indumentaria ofrecida por tales establecimientos no iba acorde a su edad. Insistía la modelo en que fuera de España la talla 38 en Alemania u Holanda, por ejemplo, podría corresponder a una 42 en España.

Esto nos reconduce al debate sobre la ‘hiperdelgadez’ de la moda. Además de la anorexia, existe también otra patología, algo menos extendida desde un enfoque psicológico en los ‘mass media’ y, en falsa apariencia, menos grave, que es la ortorexia -acuñado este término por Steven Bratman-. Esta patología, acompañada a menudo de un extremo nerviosismo, consiste en la obsesión por ciertos alimentos considerados "saludables". Llegando esta enfermedad hasta tal extremo que hay casos de desnutrición.

Entiendo también, poniéndome en el lado empresarial de Mango, que al lanzar una nueva línea, por mucho que vaya enfocada a mujer con sobrepeso, quieran abarcar un público algo mayor. Es decir, quizá confeccionen un tipo de prendas para tallas grandes –prendas que no estarían en el clásico Mango de toda la vida- pero se entiende que, una chica, no necesariamente gordita, quiera adquirir en un momento dado tal producto solo ofrecido en Violeta. Por lo que precisaría de una talla 40. Es decir, la estrategia es, al final, abarcar un público más amplio que limitarse al de las mujeres rollizas.

Lo chocante es la contradicción y la paradoja desde la filosofía de una marca destinada a un público concreto que no termina de encajar con la praxis que quieren llevar a cabo. Está claro que la meta es hacer caja; algo totalmente compartido por mí misma y por nuestros lectores probablemente. Pero no a costa de generarle, a través de esta nueva marca, complejos a una mujer débil –muchas de las cuales probablemente sean adolescentes- que, al usar una 40, piense que está gorda, pudiendo sufrir algún tipo de trastorno alimenticio.

Con estos nuevos lanzamientos –entre los que figura Violeta-, el grupo tiene previsto alcanzar unas ventas que llegan a los 2.500 millones de euros en 2014. Cabe resaltar que la empresa no sufre la crisis; el año pasado concluyó su ejercicio fiscal con una facturación de 1.691 millones de euros, un 21% más que en las mismas fechas del año anterior.

Desde luego Mango no ha estado muy fino con esta campaña. Conozco a chicas jóvenes que, tras acudir a su tienda habitual de compras y habiéndose comprado alguna prenda de una talla superior a la habitual, han comenzado una dieta. No podemos estar continuamente con la presión del contar calorías, de las absurdas ‘operaciones bikini’, recurriendo a pastillas, a cremas, con la temida cuesta de enero a la vista y su correspondiente subida, seguida de la bajada de peso … Es interesante pensar que con Balenciaga y la alta costura hecha a medida, era la ropa la que tenía que adaptarse a los cuerpos, mejorando éstos en la medida de lo que le era posible al modisto; ahora, son los cuerpos los que, por desgracia, desde el nacimiento del prèt-â-porter, deben adaptarse a las prendas.

Lo que está claro es que una mujer de talla 40 podría ser una mujer saludable y con un cuerpo perfecto. La perfección, la belleza, la armonía, la estilización y el bienestar físico y mental no está en dos números. Todo ello está en la seguridad, en el equilibrio físico y mental, en la espiritualidad, en los valores morales, en la femineidad y en el mirarse al espejo viéndose a una misma tal como es. Hay una frase, cuyo autor ahora no recuerdo, que dice: si a un hombre le gustan las mujeres, tiene que aceptar la celulitis.

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