La situación de Ortega Cano es límite, y su estado de ánimo cada vez más bajo. El torero sabe que su entrada en prisión es inminente, por mucho que quieran retrasarlo sus abogados. Ortega está triste, y muy preocupado por todo lo que tiene encima. Además, ha cometido una serie de errores importantes que han perjudicado aún más al torero. Me aseguran que, en su momento, esperaba que las pruebas de alcoholemia no fueran aceptadas, como en un principio se llegó a decir, pero con el cambio de opinión del juez, su suerte fue a peor de manera radical. El diestro se ha venido abajo, como se suele decir.
Por otra parte, un segundo error viene de la estrategia de su defensa, que tampoco ha resultado como él creía, ya que ha habido fallos e imprevistos a los que hay que sumar otros factores como el mal asesoramiento del torero. Además, en tercer lugar, Ortega Cano concedió una entrevista en exclusiva a un programa de televisión donde arremetió contra dos testigos que afirmaron que iba ebrio, acusándoles de mentirosos, lo que le ha costado sendas querellas por parte de los mismos.
Ortega ha estado este último tiempo totalmente inaccesible ante los medios, una medida nada acertada y otro de sus errores importantes de cara a la opinión pública. Cuánto mejor hubiera sido el haber organizado una rueda de prensa y declarar lo mal que lo estaba pasando, y así tener una mejor imagen de cara a los españoles. Pero José ha hecho todo lo contrario, se ha recluido en su casa, y tan solo se ha dejado ver cuando ha ido a visitar a su hijo José Fernando al centro penitenciario donde permanece encerrado hace mas de dos meses, tapado con una bufanda y evitando hacer cualquier tipo de declaración. Esa política con su hijo, y los problemas con la ley de éste, son el último elemento que le ha perjudicado.
Su futuro no puede ser más complicado, y la justicia ha determinado que debe entrar en la cárcel. No obstante, el torero parece seguir sin aceptarlo, dado que ha interpuesto un nuevo recurso para, de nuevo, retrasar su ingreso.