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Amando de Miguel

Lenguaje, política y otras zarandajas

Corro el riesgo de aburrir a los libertarios, pero ellos mismos, una y otra vez, me señalan las delicias del politiqués.

Corro el riesgo de aburrir a los libertarios, pero ellos mismos, una y otra vez, me señalan las delicias del politiqués. Será que resulta muy divertido o muy educativo. José Luis García-Valdecantos recuerda el criterio de manipulación del lenguaje por parte de los políticos, por si le pudiera servir a mi amiga Karen. Se trata, dice, de "decir cualquier estupidez con tono solemne y hablando muy despacio". Añado que, si se lee, todavía parece más profundo.

Dionisio Pédrez-Villar señala la contradicción de Bildu, organización marxista, cuando se adhiere al término abertzale (= patriota vasco). La patria verdadera de los bilduetarras tendría que ser el proletariado. Es cierto, nada más contradictorio que una nacionalista marxista, pero eso es producto de nuestra áspera tierra; la española, quiero decir.

Ignacio Frías me recuerda que el latiguillo "más pronto que tarde" lo popularizó Jaime Mayor Oreja. Quería decir que la cosa iba a ser inmediata, pero casi nunca lo fue. Era una forma cauta de vaticinar algún suceso deseado. Sigue siendo un buen ejemplo de las delicias del politiqués.

Luis María Anson ha dado a conocer una joya bibliográfica: la carta que envió Zapatero a Fidel Castro en 2007. Lo califica de "centinela de la libertad, caudillo del Caribe por la gracia del destino histórico, comandantísimo de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire de la perlas de las Antillas". Y añade este juicio histórico: "Cuba es hoy, gracias a Vuestra Excelencia, un paraíso de libertad con un pueblo libre y esperanzado que disfruta de un alto nivel de vida, habiéndose sustituido en todas vuestras ciudades el caduco signo de la cruz por el de la hoz y el martillo". Hay más perlas del mismo estilo. Son tan bellas que me imagino que se trata de una chanza de Anson. Ningún político sabe escribir así, y menos Zapatero.

Hablando de políticos. Son infinitas las nuevas formas de estafa que se facilitan a través de los sistemas telemáticos. Gabriel Ter-Sakarian Arambarri nos cuenta la última. Si te llaman por teléfono de una compañía telefónica para comprobar las líneas y te indican que marques "90#", ¡no lo hagas! Si obedeces esa instrucción, el que te llama te pasará automáticamente a tu cuenta las llamadas que él haga. Avisados quedamos.

Última joya del politiqués. Juan José Carballal la ha oído a un tertuliano: "Propositadamente". Suena fatal, pero da empaque.

Alberto Beltejar dice que le chirría un poco el verbo marginar, que en la jerga comercial significa obtener un beneficio o un margen de una venta. Así, un supermercado "margina con el 25% las bolsas de patatas". Pues no me parece mal. Es un neologismo simpático.

Jorge González Argüelles aporta más coloquialismos para referirse a las prostirutas. Por ejemplo, "putón desorejado", porque a algunas de esas infelices les cortaban un trozo de oreja como escarmiento. O también, "ir de picos pardos", porque eran los picos que debían coser en las faldas las prostitutas para hacer visible su oficio. Añado que el ñoñismo que me place para llamar a las putas es firurifas. No lo recogen los diccionarios al uso. El sonido f (lo siento por la agencia de noticias EFE) suele utilizarse para términos despectivos: facha, fondón, fulana, furcia, farsante, fantoche, pánfilo, rufián, estrafalario, farfullero, golfo, mequetrefe, etc.

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