Felipe González, acompañado de su esposa, Mar García Vaquero, fue de los primeros en llegar a la madrileña iglesia de San Ginés para acompañar a su cuñado, Pedro Trapote, en el funeral por su hermano, fallecido hace unos días en un accidente. La inesperada muerte de Santiago ha dejado a toda la familia destrozada. Así me lo comentó Begoña García Vaquero, esposa del empresario. "Mi cuñado fue a comprar el periódico, y en el momento de ir a cruzar la calle un camión lo arrolló, falleciendo en el acto. Una tragedia", comentó.
Un gran número de amigos quiso arropar a Pedro y a Begoña asistiendo al acto religioso, como Jaime Ostos y su mujer Mari Ángeles Grajal, Lita Trujillo, Cristina Yanes, la marquesa de San Eduardo, Josemi Rodríguez–Sieiro y el florista Francis López Yanes. Lucio, su íntimo amigo y propietario del restaurante que lleva su nombre, "Casa Lucio", (detesta el término restaurador, siempre declara que prefiere el de tabernero), acudió con toda su familia.
Una vez comenzada la misa, llegaron Juan José Hidalgo, dueño de Air Europa, acompañado de su hijo Javier, que hace tan solo unos días ha sido padre de su primera hija, Camila. "Estamos muy felices, y dicen que se parece a mí", declaró con gran alegría el recién estrenado padre. Le acompañaba su amigo Fonsi Nieto. Al preguntarle por su hijo, me comentó que a pesar de lo pequeño que es, le apasionan las motos. "Espero que no se dedique a la competición", comentó entre risas.
Felipe González abandonó el templo antes de finalizar la misa, intentando pasar lo más desapercibido posible, ocultando su rostro tras unas gafas negras a pesar de que la noche ya estaba presente. El que fuera presidente de Gobierno evitó hacer declaración alguna y estuvo permanentemente rodeado de su equipo de seguridad, provocando la sorpresa de la gente que estaba apostada en la calle y que no cesaba de preguntar qué ocurría en la citada iglesia.