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Regalos y caprichos para nuestro perro

Yo por mi perro, ma-to... pero no le compraré una "perra hinchable".

Yo por mi perro, ma-to... pero no le compraré una "perra hinchable".

A todos los que tenemos perro nos han mirado raro en alguna ocasión, o en varias, cuando decimos que tenemos que comprarle a nuestra querida mascota un regalo por su cumpleaños, o ahora que estamos en Navidad, por los Reyes Magos o por Papá Noel, o por los dos. Hay que entenderlos y perdonárselo, ellos (pobres) no saben lo que es tener un compañero tan majo, simpático y fiel como un perro. Y a los que sí tenemos la suerte de tenerlo nos hace ilusión hacerle un regalo, tanta o más que a él recibirlo. Y es que, aunque pueda parecer una tontería porque un animal no entiende de fechas, sí entiende de regalos.

Un perro con un juguete nuevo es un perro feliz

Cuando un perro recibe un juguete nuevo, es feliz; no es comparable con recibir comida de persona, pero feliz. Ellos saben distinguir perfectamente entre el juguete nuevo y el viejo y aunque ya tengan miles de juguetes, uno más siempre es bienvenido. Novedad, antes que cantidad.

Desde que son cachorritos los educamos con refuerzos positivos en forma de premios acompañados de toda una parafernalia de felicidad porque, por ejemplo, han hecho pis en su sitio. En seguida, nuestro perro aprende a relacionarlo con que se ha portado bien, ha hecho bien las cosas y estamos orgullosos de él. Cuando le demos su regalo tendrá una sensación parecida y pasará horas y horas con él, hasta que se acabe la novedad. Darles un regalo en fechas determinadas es, sí, una tontería, pero nos hace ilusión.

Regalos, caprichos y cosas (por favor) a evitar

Tenemos los regalos típicos como una pelota, un muñeco de los que hacen ruido (una pesadilla para los dueños), un peluche para dormir, un jersey, sudadera o vestido (aunque parezca ridículo, es muy útil en razas pequeñas, son más delicados y pasan frío), una camita nueva, un hueso dental comestible (les entretiene durante horas y es bueno para sus dientes)...

Y si queremos ir más allá, la tecnología ya se ha puesto a disposición de nuestras mascotas, o mejor dicho, a la nuestra. Si hay algo que les encanta a los perros es que les tiremos su pelota una y otra vez, y otra vez, y otra... no tienen fin, pero nosotros sí, por eso han inventado iFetch una maquina que lanza pelotas automáticamente para que el perro pueda jugar solo.

¿Nuestro compañero no solo es peludo, sino también rechoncho, regordete, una bola? Solucionado, podemos ser su entrenador personal con Whistle Activity Monitor. Es un pequeño dispositivo que se acopla al collar de nuestra mascota y que nos da información de su salud, citas con el veterinario y de hábitos como la distancia que recorre al pasear o el número de horas que duerme. Lo mejor, tendremos localizado a nuestro perro por GPS .

Luego ya pasamos a otro nivel que justifica, y con razón, las miradas raras.

Hay ciertas cosas innecesarias, exageradas o incluso crueles. Una plancha de pelo para perros, un armario para su ropa, botitas para sus "pies", pintarles las uñas, teñirles el pelo (esto es cruel), o una muñeca (perra) hinchable (¿de verdad era necesario?). Para borrar esta imagen de nuestra mente, ahí va un vídeo del iFetch y un perrillo salchicha que no puede controlar sus patitas de la emoción.

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