La revista Lecturas aborda los detalles del robo a la casa de Isabel Pantoja, que tuvo lugar el pasado 3 de octubre, justo después de las declaraciones de la tonadillera en el juicio de la operación Malaya. Un robo de lo más enigmático, que tiene multitud de detalles que parecen extraídos de una novela negra.
Al parecer, los ladrones entraron por la ventana de la piscina climatizada del chalet, ubicado en La Moraleja, y tenían muy claro qué buscar. Pantoja estaba lejos, en Cantora, la finca que posee en Cádiz, debido a que las declaraciones del juicio están teniendo lugar en Málaga.
La revista se plantea si Pantoja era consciente de si iba a ser víctima de un robo. La revista Lecturas señala la extrañ actitud de la tonadillera, que no vaijó a Madrid para comprobar qué es lo que faltaba en su hogar, y que aún no ha puesto denuncia por los hechos.
La revista se pregunta por la casualidad de que, justo cuando ha empezado a rendir cuentas con la justicia, hayan desaparecido documentos de su casa. Algo que podría venir muy bien a la tonadillera, ahora imputada en el juicio.
Algunas fuentes apuntan directamente a Julián Muñoz como culpable. "Es una auténtica salvajada, un auténtico disparate", se apresuró a decir el exalcalde en respuesta a estas acusaciones. La Policía no descarta, sin embargo, que se pueda tratar de una banda organizada que ya habría perpetrado algún otro robo en la lujosa urbanización.
Pero todo en el robo a la casa de Pantoja parece extraño. Los ladrones conocían la casa, se movieron bien, reventaron las tres cajas fuertes revolvieron la casa y salieron por la puerta principal. Todo ello sin que sonara la alarma.
Fue Anabel, sobrina de la tonadillera, la primera de la familia en llegar a la casa después de la policía, pocas horas después de que el jardinero diera la alarma. Pero ni rastro de la cantante, ni tampoco consta que haya denuncia. Nada más ha trascendido del robo.