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Auge y caída de Rania de Jordania

La esposa de Abdalá ha cancelado todos sus compromisos, ya fueran obligaciones de Estado, actuaciones solidarias o viajes internacionales.

La esposa de Abdalá ha cancelado todos sus compromisos, ya fueran obligaciones de Estado, actuaciones solidarias o viajes internacionales.

La reina Rania de Jordania no aparece en ningún acto público desde hace ya tres meses. La bella esposa de Abdalá ha cancelado todos sus compromisos oficiales, ya fueran obligaciones de Estado, actuaciones solidarias o viajes internacionales, y ya no escribe ni una sola línea en las redes sociales, en las que siempre se había mostrado muy activa.

Según informa Lecturas, Rania se ha recluido en palacio ante las continuas muestras de "indignación" del pueblo jordano. La publicación cuenta que sus súbditos están hartos de la imagen de lujo que transmite la reina, mientras que una cuarta parte de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

A sus 42 años, Rania es toda una personalidad en Twitter (@QueenRania) con 2,4 millones de seguidores. También fue una pionera en Youtube, donde en 2008 lanzó su propio canal. Licenciada en administración de empresas, había trabajado en varias multinacionales antes de formar matrimonio con Abdalá en 1993, cuando nadie esperaba que seis años más tarde el rey Husein iba a nombrarle heredero al trono. La joven reina se convirtió a partir de entonces en la mejor embajadora del país.

Más querida fuera que dentro

Muy reconocida en Occidente, en Jordania su modo de vida contrastaba con el conservadurismo y la pobreza de buena parte de la población. El malestar por sus gustos caros se evidenció a raíz de la fiesta que organizó en agosto de 2010 para celebrar su 40 cumpleaños y a la que invitó a 600 personas.

Las protestas de los jordanos piden la cabeza del Rey, al que acusan de derrochar el dinero con aviones privados, fiestas fastuosas y llevando, en definitiva, un altísimo nivel de vida. La monarquía jordana tiene un presupuesto anual de casi 40 millones de euros –el de la casa real española es tan solo de 7,9 millones-. El nivel de popularidad de Abdalá y Rania es en este momento tan bajo que la Reina ha optado por una prudente reclusión a la espera de que se apacigüen los ánimos.

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