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¿Es el dueño de Pronovias el "monstruo" temido por Manuel Mota?

Su hermana, Fina Mota, escribió en Facebook: "Tenía ansiedad producida por una persona que lo presionaba (...) Todos sabemos quién es".

Su hermana, Fina Mota, escribió en Facebook: "Tenía ansiedad producida por una persona que lo presionaba (...) Todos sabemos quién es".
Manuel Mota | Archivo

Fina Mota, la única hermana del director creativo de Pronovias Manuel Mota, fallecido el pasado martes, escribía en Facebook tres días después del trágico suicidio de este: "Tenía ansiedad producida por una persona que lo presionaba de tal manera que le tenía pánico. Él se refería a esta persona por Monstruo. Todos sabemos quién es, algún día le pondré nombre y apellidos. Yo no soy como mi hermano, no tengo ningún miedo y en honor a él, a mis padres y a mis hijos, esto no va a quedar así".

"Monstruo" es el mismo calificativo con el que Consuelo Roig, médico de cabecera de Mota en el ambulatorio donde se dio muerte, definió a Alberto Palatchi, dueño de Pronovias, el viernes en el funeral por Manuel celebrado en el tanatorio de Reus.

La información tardó poco en filtrarse, y el grupo nupcial la rebatió enviando a los medios una nota de prensa. Incluso el comité de empresa de la firma emitió un comunicado desmintiendo las informaciones vertidas sobre Palatchi: "No responden en absoluto a la realidad", rezaba.

Nadie esperaba su suicidio

Nada hacía presagiar que Manuel Mota iba a quitarse la vida. Si bien, de todos era conocido su carácter misántropo e introvertido. En 2010, el diseñador estuvo, al parecer, durante un año de baja por depresión. El propio Mota reconoció públicamente que había padecido procesos depresivos, y en su círculo cuentan que su estado emocional, con altibajos permanentes, hacía que cualquier cosa le afectara muchísimo.

Pero últimamente a Mota se le veía feliz, disfrutando de la primera relación sentimental estable de su vida, con el joyero Daniel Lecegui.

El pasado martes, Manuel acudió a trabajar a El Prat en taxi desde su domicilio de Sitges. Pasó con su equipo toda la mañana en su despacho, con las tres cartas de despedida y el cuchillo con el que se mató metido en un bolso. Sobre las 12:30 dijo que no se sentía muy bien y se marchó en dirección al ambulatorio de Sitges. Según informa La otra crónica de El Mundo, si Mota se presentó el martes ahí no fue porque tuviese hora con ningún especialista. Los trabajadores del recinto consultados por este suplemento coinciden en que el diseñador pudo haber ido a ese lugar para asegurarse de que cumplía su objetivo.

Sin embargo, el psicólogo Javier Martínez, experto en suicidios, opina lo contrario: "Quizás acudió al centro de salud a pedir ayuda, pero al final tiró la toalla".

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