La revista Grazia publica esta semana un reportaje sobre Carla Bruni, esposa del expresidente francés Nicolas Sarkozy, en la que su círcula más cercano de colaboradores la define como una persona altiva, insegura y devorahombres.
Los cercanos a Sarkozy definen a la antigua primera dama como una "mujer sensual y sexual" que da a sus amantes "lo que ellos quieren: susurrante, como su música". Sin embargo, y para tranquilidad de Sarkozy, una amiga de la estrella musical la define como una mujer "de un solo hombre, nunca compagina".
La mujer más deseada y odiada de Francia fue desde la cuna una "niña bien, educada en los mejores internados de Suiza, era ya rica, riquísima, cuando llegó a las pasarelas con 19 años".
Un hecho que, dice Grazia, pronto la llevó a codearse con la "socialité" francesa, copar las pasarelas internacionales y ser la musa de diseñadores como Karl Lagerfeld. "Es una controladora nata, sabe muy bien qué dice y delante de quien... Es muy italiana, siempre busca traidores a su alrededor, como una patricia de la antigua Roma", dice un conocido suyo a la revista.
Bruni fue noticia estos mismos días a raíz del notorio plantón a un periodista que osó preguntarle sobre Sarkozy y no por su disco. Una exhibición de carácter que se manifiesta en el propio trabajo musical, repleto de referencias despectivas y hasta insultos a quienes han criticado a su marido en un momento u otro.