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La solitaria ceremonia de sucesión de Felipe de Bélgica

La coronación de Felipe de Bélgica estuvo marcada por la ausencia de los representantes de las casas reales y por lo sombría que fue.

La coronación de Felipe de Bélgica estuvo marcada por la ausencia de los representantes de las casas reales y por lo sombría que fue.
Los Reyes de Bélgica | Archivo

El pasado 21 de de julio se celebró la abdicación de Alberto II y la coronación en su hijo. Todo fue el mismo día que la fiesta nacional del país. Dos fueron los hechos que caracterizaron este evento. En primer lugar, la ausencia de mandatarios extranjeros o representantes de otras casas reales llamó mucho la atención. Y, lo segundo, que la ceremonia fue excesivamente sombría y de bajo coste. Por lo visto, gastarse 600.000 euros para una ceremonia de coronación es más bien poco.  El nuevo rey de Bélgica, Don Felipe, prefirió centrarse en el día que era (la fiesta nacional de Bélgica), en vez de en su abdicación, por eso la ceremonia fue rápida y de bajo coste.

Sin embargo, lo más llamativo es que no hubo representación institucional de ningún país en la ceremonia. Como publica El Mundo, al contrario de lo que pasó en Holanda, a la sucesión de Bélgica no acudió nadie de fuera. Es cierto, que sí que asistieron algunos políticos importantes de país, pero ningún mandatario extranjero. Pero, lo peor fue, que ni los propios ciudadanos se preocuparon por ver esta sucesión. Por lo visto, la plaza estaba casi vacía, ya que a los belgas poco les interesa la corona.

La Familia Real belga no pasa por su mejor momento. El diario refleja el "desapego" que tienen los ciudadanos por la corona. Esto se hizo notar por la escasa expectación que generó tanto la abdicación de Alberto II – fue una hora antes de la ceremonia de sucesión- como la posterior sucesión de su hijo, Felipe de Bélgica. Y es que, el nuevo jefe de Estado del país lo tiene muy complicado. Su discurso estaba cargado de intenciones y mensajes esperanzadores, e hizo un guiño a los flamencos, para conseguir ganar seguidores.

El nuevo Rey de Bélgica parte con una gran desventaja. Primero, por su escasa popularidad, que en cierto modo se compensa con lo amada que es su mujer, Matilde de Bélgica. Después, los escándalos que han estado rodeando a la Familia Real. Esto va a hacer que Don Felipe esté constantemente bajo los focos, esperando a que cometa un error, para luego criticarle. Ahora, está en su mano el poder recuperar la credibilidad e imagen de la Casa Real, que en este momento está muy dañada.

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