Queda poco para que un juez encuentre una solución a la mala relación que hay entre Sonia Ferrer y Marco Vricella. Esta semana ha empezado el juicio por la custodia de su única hija en los tribunales de San Lorenzo del Escorial. La vista duró hasta cinco horas, y es que, desde que decidieron separarse no han conseguido llegar a un acuerdo.
Sonia no está dispuesta a compartir la custodia, porque su exmarido "viaja mucho" por trabajo. El cirujano busca la custodia compartida y no está de acuerdo con la cantidad económica que pide la presentadora para la manutención. Según Marco, la cifra que exige está "fuera de toda lógica y razón".
Aunque, aseguran que han intentado hacer las cosas por las buenas, ninguno de los dos ha cedido. La única solución que les quedaba era acudir a un juez para saber que va a pasar con la cría una vez que se haga efectivo su divorcio. Ambos llegaron por separado a los tribunales. A la presentadora le acompañaba su abogada, pero no fue su pareja Álvaro Muñoz Escassi. Sin embargo, Vricella iba con su abogado y varios testigos, como la asistenta que trabajó para ellos y una antigua amiga de Sonia, que testificó a favor del cirujano.
Pocos días antes a la vista, la presentadora no dudó en hablar con los medios sobre su vida. No quiso comentar nada sobre su actual relación, pero sí que lo hizo sobre su exmarido. "Estoy teniendo absolutamente todos los problemas de un divorcio. Quise y estuve durante unos meses intentando que se resolviesen las cosas por las buenas, pero no ha sido posible. Lo que haremos será ir a un juez y que él decida", contestó la presentadora. Reconoció que su relación con Marco era inexistente. "Me veía atrapada en un pequeño infierno. No estaba bien", recuerda Sonia Ferrer.