La última decisión del juez Castro parece una metáfora de lo que lleva ocurriendo con el Caso Nóos desde que estalló el escándalo Urdangarín. Ha embargado sólo la mitad del palacete de Pedralbes, como si pudiese dividirse la propiedad, y ha dejado la otra mitad, la perteneciente, se supone, a la infanta Cristina, fuera del embargo. Es verdad que la hija del Rey y su marido se casaron en Barcelona, seguramente por el régimen de separación de bienes. Pero su sociedad, Aizoon, está a nombre de ambos.
Por cierto: la Audiencia de Palma ha desestimado el recurso interpuesto por Diego Torres pidiendo que los correos íntimos de Urdangarín fuesen incorporados a la causa. El juez Castro ya dijo en junio que se trataba de documentación que implicaba una intromisión en la intimidad ajena, decisión que ahora ha sido ratificada.
Jessica Bueno y Kiko Rivera han coincidido por primera vez en meses en la misma sala. Ha sido en el juzgado de familia número 17 de Sevilla, al que han acudido a declarar muy serios, vestidos los dos de negro, y sin hacer declaraciones. El juicio ha terminado sin acuerdo y visto para sentencia tras tres horas de negociaciones sin éxito en las que la juez, al parecer, ha rechazado la decisión de Jessica de que Kiko se someta a una prueba toxicológica. Quien no ha acudido al tribunal ha sido Isabel Pantoja, a pesar de que se esperaba su presencia.
A la espera de la publicación este miércoles en ¡Hola! de la exclusiva de la boda de Beatriz Trapote y Víctor Janeiro, algunos de los asistentes al enlace han contado lo que ocurrió durante la fiesta. Al parecer, Olvido Hormigos fue una de las protagonistas: discutió con la novia porque quería aparecer en un programa de televisión en directo contando qué estaba ocurriendo. "No eres periodista, y además no estás en condiciones para hacerlo", dijo Trapote, según cuenta Lydia Lozano, que al final es la que acabó con el micrófono en la mano.