Carmen Jara, Alaska y Carlos Pérez Gimeno han abordado la crónica rosa en Es la mañana de Federico, centrada una vez más en la abdicación del Rey... o más bien en sus efectos colaterales. En este caso, la reaparición de los todavía príncipes de Asturias en los premios Príncipe de Viana, con Letizia vestida con uno de sus habituales y sobrios modelos del diseñador español Felipe Varela.
Tal y como apuntó el director del espacio, Federico Jiménez Losantos, "ella al principio estaba muy tensa, pero cuando acabó el discurso le cambió la cara". El príncipe, se señaló en la tertulia de esRadio, también estaba algo nervioso y emocionado. Pero el caso de Letizia, con un carácter mucho más fuerte pero también nervioso, es distinto.
Debido a la relación distante con el Rey, ya incluso antes del surgimiento del caso Nóos, la princesa de Asturias se ha visto acorralada mediáticamente en muchas ocasiones, en gran medida por el interés de Casa Real por ocultar los escándalos personales y financieros en los que se ha visto implicado el Rey saliente. Sus salidas con amigas, los desplantes y salidas del protocolo, e incluso una crisis matrimonial con su marido, fueron aireadas por la institución para distraer la atención de los duques de Palma y el descubrimiento de figuras como Corinna, la amante de don Juan Carlos.
Ahora que ya es inminente su proclamación como Reina, se preguntaron en la crónica rosa, quizá es el momento de que Letizia se sienta algo más segura en palacio. "A lo mejor ahora ella se relaja", convino Jiménez Losantos, señalando la posiblidad de que sus enemigos en la institución, aquellos contrarios que alguien que no es de sangre azul, o en todo caso sus enemigos personales, den un paso atrás ahora que ella es la Reina.
En todo caso ¿cómo tienen que afrontar los futuros Reyes semejante ascenso? El artículo del diario La Razón, que asegura que Rey "tutelará" al príncipe en la primera etapa de su reinado, ya sea con los asuntos de Estado o como embajador, podría ser la respuesta. No obstante, no todo es positivo: "El príncipe no puede permitírselo, no puede y no debe, porque debe distanciarse del símbolo de corrupción que es su padre. Lo que les conviene a los futuros Reyes es no parecerse en nada a su padre", así como tratar con mucho cuidado las relaciones con Cataluña.