El divorcio de Antonio Banderas y Melanie Griffith ha sido una de las noticias más importantes del mundo del corazón de las últimas semanas. La pareja, que se conoció en los noventa en el rodaje de Two Much, llevaba casada 20 años, y estaba considerada una de las uniones más establecidas de Hollywood. No obstante, los rumores de crisis eran constantes a lo largo de los últimos meses.
Hace apenas unos días, la actriz reapareció en una alfombra roja y todavía lucía el tatuaje de "Antonio" en su brazo derecho, lo que parecía dejar algo de esperanza para un reencuentro. Pero este martes, Griffith se dejó ver en el festival de cine de Taormina con el nombre de su futuro exmarido borrado por lo que parece una fuerte capa de maquillaje.
Eva Longoria, que acompañó a Griffith en casi todo momento, ya atravesó un momento similar. La actriz de Mujeres desesperadas tuvo que borrarse hasta tres tatuajes dedicados a su ex, el deportista Tony Parker, con quien protagonizó una sonada separación.
Según publica TMZ, el proceso de divorcio no va a ser fácil, por mucho que hayan terminado el matrimonio de manera amistosa. Melanie está empeñada en quedarse con lo que le pertenece, como en esta ocasión con sus tres perritos, y asegura que ella es mucho mejor para cuidarlos que el actor español.
En cuanto a su hija la custodia se trata de un acuerdo entre ellos, por lo que suponemos que ambos podrán disfrutar de la compañía de Stella del Carmen por partes iguales, pero parece ser que con los perros no se ponen de acuerdo. Se trata de un terrier y dos "mezclas de labradores" que adoptaron el pasado febrero que vivían en la casa de la pareja, pero que desde que el pasado 6 de junio, cuando Melanie pidió el divorcio están "sin su dueño".
En un divorció en el que se repartirán 37 millones de euros, habrá que esperar a la sentencia del juez para ver si finalmente los perros pasan a formar parte de la vida de Melanie, o si por el contrario se quedan con Antonio Banderas.