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Lola Herrera: "Daniel Dicenta era un hombre muy atormentado"

Evocamos la vida de casada de Lola Herrera con su ex Daniel Dicenta, desaparecido hace pocos días.

Evocamos la vida de casada de Lola Herrera con su ex Daniel Dicenta, desaparecido hace pocos días.
Daniel Dicenta | Archivo

Apenas una semana después de la desaparición de Daniel Dicenta evocamos a continuación lo que fue su vida con Lola Herrera, a quien estuvo unido matrimonialmente seis años. Se conocieron en los estudios de Radio Madrid, en la Gran Vía madrileña, a finales de los años 50. La época en la que se emitían con gran éxito seriales y radionovelas, en una de las cuáles coincidieron; ella, recién llegada de Valladolid, su tierra. Él, más curtido en la profesión, hijo del gran maestro de la escena Manuel Dicenta: todo un señor, maravilloso diciendo el verso. De él heredó Daniel no sólo una voz muy parecida, sino el amor infinito al mundo de los cómicos. Lola y Daniel se enamoraron a poco de conocerse, aunque ella al principio lo tomó por un tipo presuntuoso, atrevido, prepotente.

Del odio al amor, sólo un paso. "Aquel hombre vivía pendiente de mí, quería pasar el resto de su vida conmigo, y yo con él". Total, se casaron al poco tiempo: el 31 de diciembre de 1960. El tocado se lo regaló Vicente Parra, firmado por Vargas y Ochagavía. La pareja no tenía un duro; todo lo cifraban en su futuro trabajo, por lo común inestable siempre en la vida de un actor. Con decirles que habitaban en un hostal, queda todo dicho. Y encima él se despidió de la radio y ella, a la vuelta de un viaje a Barcelona tuvo que hacer frente a los gastos contraídos por él. Daniel Dicenta siempre fue un tipo complicado y no hizo feliz a Lola Herrera, a pesar de los dos hijos habidos en esa unión. "Las infidelidades eran continuas, se multiplicaban. Se exhibía con sus conquistas por todos los lugares adonde solíamos ir… Todos conocían lo que yo ignoraba, nadie nunca me dio una pista, lo fui descubriendo sola".

Es probable que la separación de sus padres supusiera un trauma que afectó desde niño su posterior conducta. Tenía cinco años Daniel cuando sus progenitores se dijeron adiós. Pero lo que se le hizo más insoportable de superar fue el drama desatado por su madre, Amparo Silva, quien se disparó un tiro de pistola en el corazón, incapaz de superar la ausencia de su amante, que la había abandonado por una jovencita. Daniel Dicenta quedó destrozado y nunca pudo superar aquel suceso. A lo que había que agregar su inestabilidad matrimonial. El 6 de enero de 1967 es una fecha que nunca olvidaría Lola Herrera, porque ese día de Reyes su marido dejó definitivamente el hogar, no sin confesarle la noche anterior que ya no la quería. Se largaba sin hacer frente a sus responsabilidades, no ya como marido, sino como padre de dos criaturas. Ella tendría que hacer frente en adelante a esa gran desilusión.

Ya convertida en una primera dama del teatro, en tanto él daba tumbos aunque demostraba su talento con su privilegiada voz en doblajes de películas y series televisivas, Lola Herrera, tras triunfar en toda España con su monólogo de Cinco horas con Mario (adaptación para la escena de una novela de su paisano, el ilustre académico Miguel Delibes), aceptó rodar una singular película a las órdenes de Josefina Molina, Función de noche. El anzuelo para los espectadores era, sobre todo, que su pareja era… Daniel Dicenta. Llevaban catorce años separados. Ella en su situación de "ni soltera, ni casada ni viuda… No existía el divorcio, pero sí el 'ahí te quedas'". La cinta que los reunía, aunque sólo artísticamente se entiende, era lo que en lenguaje televisivo se viene llamando docudrama: la traslación en imágenes de pasajes de la vida real de unos protagonistas, en este caso Lola y Daniel, encerrados en un reducido decorado, un ocasional camarín. Los actores no disponían de guión alguno. Todo quedaba a expensas de la sinceridad y verborrea de ambos, con frases entrecruzadas llenas de reproches. Documento de gran dureza, expresivo, cruel a ratos. Decía Lola Herrera: "Mi vida fue un fracaso. Me he sentido estafada en el matrimonio. No he gozado. Soy una provinciana inculta que ni siquiera cursé el Bachillerato. Fracasé como mujer, como esposa y no sé si también como madre". A lo cual, Daniel Dicenta retrucaba, poniendo énfasis en su irresponsabilidad como marido y padre, aunque quiso a su esposa, pero sintiéndose igualmente estafado en su unión matrimonial "víctima de la represión sexual sufrida por mi generación y de la hipocresía reinante". La película tuvo un gran éxito, de crítica y de taquilla. Venía a ser una inusual confesión de un matrimonio en la España de 1981 en la que se veían retratadas no pocas parejas. "Esa película fue, sin duda, lo mejor que he hecho por mí. La necesidad me llevó a un terreno de arenas movedizas en el que me vacié y me quedé desnuda, totalmente vulnerable".

Cuanto luego ha vivido Lola Herrera, con nuevos éxitos en el cine y la televisión, ya se escapa de la intención de este artículo. En cuanto a Daniel Dicenta, lamentablemente, su existencia le fue menos propicia, acaso por su carácter inestable, siendo un actor que por sus cualidades estaba destinado a alcanzar un puesto más destacado que el que tuvo. "Era un hombre atormentado", en confesión de quien fue su esposa y tanto lo quiso.

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