El Tribunal Supremo ha admitido a trámite la demanda de paternidad interpuesta por la ciudadana belga Ingrid Sartiau contra el Rey Juan Carlos, después de que los doce magistrados de lo Civil analizasen la solicitud, a la que aportó una carta remitida a la Casa Real el 24 de abril de 2013.
Una demanda que ha venido a reforzar la fama de mujeriego que persiguió al ahora Rey emérito, especialmente en los últimos años de su reinado y el descubrimiento de su "affaire" con la alemana Corinna zu-Sayn Wittgestein.
La ciudadana belga indagó por su cuenta después de que su madre, Liliane Maria José Ghrislaine Sartiau, le revelase casualmente la identidad de su padre. Madre e hija se encontraban viendo la televisión cuando el Rey Juan Carlos apareció en pantalla a colación de su incidente de caza en Botsuana. Su madre, ante las críticas de Ingrid, le reveló de improviso que aquella persona era su padre. Liliane le contó que conoció a Juan Carlos en los cincuenta en Francia, y que se reencontró con él a mediados de los sesenta en Marbella, fecha en la que fue concebida.
Según el acta notarial del caso, tras ese encuentro casual en la Costa del Sol, Liliane y Juan Carlos mantuvieron largos encuentros durante tres días. En ese momento, la mujer desconocía la identidad de Juan Carlos, entonces Príncipe de Asturias, y también que llevaba tres años casado con Sofía de Grecia. Fue el conserje del hotel donde se alojaron quien se lo reveló.
En contraposición, el Supremo rechaza tramitar la demanda del catalán Alberto Solá Jiménez, quien defendía que el rey Juan Carlos mantuvo una relación con su madre biológica, Anna María Bach Ramon, antes de ser proclamado jefe del Estado. Su demanda ha sido desestimada, pero el papel del catalán en el caso de Ingrid es trascendental.
Y es que en su propia investigación, la belga acordó entontrarse Solá, quien también demandaba que se escuchase su caso. Responsable de interponer la segunda de las demandas -rechazada el mismo día que se admitió la suya a trámite-, Sartiau decidió someterse a pruebas genéticas elaboradas por el prestigioso genetista Juan-Jacques Cassiman, que establecieron que ambos eran hermanos al 91 por ciento.
El pasado verano, el Gobierno confirmó que hará aforado al Rey mediante una ley orgánica. No faltó quien dijo que las prisas se debían a las demandas por aquel entonces recientemente planteadas. Juan Carlos, sin embargo y pese a que el caso será tratado directamente por el Tribunal Supremo y no uno de primera instancia, ha perdido la inviolabilidad al dejar el trono. El desenlace del caso todavía está por ver.