Aunque a don Juan Carlos le costó mucho abdicar y cederle la corona a su hijo Felipe VI, ahora parece que está encantado con la decisión. Acostumbrado a vivir en un país que le idolatraba y a una prensa que se negaba a hablar de los escándalos que le rodeaban, Juan Carlos ha visto por fin una vía de escape y disfruta de su día a día sin cargar demasiado su agenda de obligaciones como rey emérito.
Para algunos esta situación se debe a la falta de control en la Institución, ya que no se han decretado sus obligaciones y derechos como Rey emérito a nivel institucional. Otros lo achacan a su egoísmo personal y a que, cansado de estos 39 años en el trono, ha decidido por fin hacer lo que quiera y cuando quiera.
Este rol de "rey viajero y visitante de los mejores restaurantes del mundo" que ha adquirido en los últimos 10 meses está siendo muy comentado. Todos sabíamos de la afición a la buena mesa del Rey, pero la motivación verdadera -aparte del placer- de esta agenda personal sigue siendo un enigma. ¿Negocios, o gula? Quizás el monarca ha encontrado con estos viajes la paz y libertad que buscaba desde hacía años, aunque también podría haber una motivación de negocios secundaria. Aún asumiendo la ausencia de segundas lecturas, sus constantes comilonas siguen siendo problemáticas: Juan Carlos está dando una imagen totalmente contraria a la austeridad que quiere trasmitir su hijo Felipe VI.
En estos 10 meses ha recorrido más de 50.000 kilómetros, a pesar de sus problemas de salud y de movilidad. Estos viajes no estarían mal vistos siempre y cuando él cumpliese con sus obligaciones, sin embargo ha faltado a varios actos oficiales por irse de vacaciones. Desde su abdicación ha tomado la decisión de olvidarse de esa transparencia de la que un día habló y sobreproteger su vida privada, yéndose de viaje sin avisar a nadie.
Todos sus viajes en estos 10 meses
Su primer destino después de abdicar fue Colombia, un "viaje oficial" y que, por lo tanto, fue pagado por los españoles. Ya de regreso, el Rey evitó lo máximo posible a la prensa, pero siempre se le pudo ver visitando los mejores restaurantes de España junto a su círculo de amigos más íntimo. Como en Madrid, en Granada con su hija la infanta Elena, aunque también Guipúzcoa, Gerona, San Sebastián, Cáceres, Barcelona, Guadalajara o La Rioja. En verano se le pudo encontrar en Manchester, en uno de los palcos del Etihad Stadium, para ver el partido del Manchester City contra el Tottenham, porque, ¿casualmente?, mantiene una estrecha relación con el jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, dueño del City. Después, se rumoreó que estuvo con Corinna varios días en Tánger.
A pesar de sus problemas de movilidad, poco después fue hasta Abu Dhabi para ver la última carrera de la temporada de Fórmula 1. Los vínculos del monarca con Arabia Saudí son claros y evidentes, sólo hace falta consultar la hemeroteca. Uno de los pocos actos oficiales a los que acudió en estos meses fue el pasado diciembre a Bruselas por el funeral de Fabiola de Bélgica. Su 77 cumpleaños lo celebró en California y aprovechó para visitar uno de los sitios más lujosos de Beverly Hills, The Ivy -donde fue fotografiado de estranjis-. A principios de este año Juan Carlos viajó de forma privada a Arabia Saudí para saludar al nuevo rey Salman Bin Abdulariz y darle el pésame tras la muerte de Abdalá bin Abdulaziz. Su siguiente destino fue el Caribe, República Dominicana, donde estuvo seis días en un resort hostelero de superlujo, acompañado por la familia Fanjul, importantes empresarios del azúcar caribeño y dueños del recinto. En febrero sí que tuvo un hueco para dedicarse a su agenda oficial, así que acudió a Uruguay para la toma de posesión de Tabaré Vázquez.
Marzo lo dedicó a Estados Unidos para participar en varios actos en Washington. El 13 fue a Vitoria porque tenía una revisión médica privada con su amigo Míkel Sánchez. Después estuvo varios días en Barcelona y de ahí se fue a Londres. Como era de esperar, en la capital de Inglaterra estuvo alojado en una de las zonas más exclusivas y, según la prensa extranjera, allí convivió con Corinna. En Semana Santa se fue a Barbados, una vez más con el clan Fanjul. Este viaje fue el motivo por el cual no pudo asistir al funeral del príncipe Kardam de Bulgaria en Madrid. Después estuvo en Kensington High Street, Londres, de nuevo en una de las zonas más exclusivas y se sigue sin saber el motivo de este viaje. El 13 de abril cumplió con un acto oficial en Madrid, aunque antes estuvo en Brihuega (Guadalajara) en una corrida de toros; y en La Rioja. Es decir, hizo más de 700 kilómetros en un solo fin de semana dedicado de nuevo al ocio. La última aparición pública ha sido en Barhein por el Gran Premio de Fórmula 1, una de sus citas ineludibles.