Las sorprendentes declaraciones de Fernando Martínez de Irujo, hace unos días, en una recepción en la embajada de Italia, afirmando que su madre la duquesa de Alba no favoreció a la unión entre los hermanos ni a su segundo marido, Jesús Aguirre, no han pasado desapercibidas en absoluto.
De sobra es conocido que a los hijos de Cayetana les costó mucho admitir ese matrimonio, pero conociendo la personalidad y el carácter de la desaparecida duquesa, no tuvieron más remedio que aguantarse y admitirlo.
El cuarto hijo de la aristócrata siempre ha destacado por su discreción y timidez. Sus declaraciones en actos sociales, de los que es habitual, siempre han estado marcadas por la prudencia que le caracteriza.
El marqués de San Vicente del Barco también reconoció que la situación familiar ha cambiado a raíz de la muerte de su madre, e intentó quitar importancia a la tensa relación que mantienen sus hermanos Carlos y Cayetano por la decisión del primogénito y nuevo duque de Alba de que el jinete abandone el Palacio de Liria. Fernando afirmó que él sí continuará viviendo allí, y que la relación con sus hermanos es buena.
A la primera que se la ha preguntado por dichas declaraciones ha sido a Eugenia, y como era de esperar, no ha querido pronunciarse. Prefirió mantener silencio, y como se suele decir, evitar y no echar más leña al fuego. Su reacción fue continuar caminando sin detenerse y mantener la conversación telefónica.