Los problemas de salud que ha padecido Julio Iglesias en las últimas semanas, desde que fuera intervenido quirúrgicamente de sus vértebras lumbares por los dolores que venía sufriendo en la espalda, parece que ya han remitido definitivamente. El cantante ha venido realizando una serie de ejercicios de recuperación y ya está dispuesto a subirse de nuevo a un escenario, dejando así de manifiesto que no piensa retirarse, como frívola y equivocadamente alguien comentó en un reciente programa de Telecinco, ¡Qué tiempo tan feliz! Reanuda su gira mundial por México que había quedado interrumpida en el pasado mes de junio por su enfermedad y no pudo cumplir, entre otros compromisos, con su paso por el Starlite Festival de Marbella. Tan sólo pudo actuar en mayo en El Cairo, Budapest y Lisboa. En esta última capital tuvo por cierto entre los espectadores a la Infanta doña Margarita de Borbón, que es una confesa admiradora acérrima de sus canciones, y a quien recibió en su camerino nada más concluido su espectáculo.
La gira mexicana se inicia el próximo 26 de septiembre en Guadalajara y la proseguirá hasta el 10 de octubre por otras capitales: Querétaro, Mérida y Puebla. Tiene un carácter institucional, como le prometieron varios miembros del Gobierno azteca a los que invitó hace tiempo a una cena en su casa de Miami; velada en la que les anunció que iba a grabar un nuevo disco compuesto totalmente por canciones de aquel país, al que tanto quiere. Ya en 1976 lanzó un álbum con repertorio mexicano y en la presente ocasión ha invertido año y medio en la preparación del CD que lleva el título genérico de México. Catorce son los títulos, a saber: "Usted", "Júrame", "Ella","Fallaste corazón", "Sway" (Quién será), "Amanecí en tus brazos", "Échame a mí la culpa", "Juan Charrasqueado", "Y nos dieron las diez", "La media vuelta", "Se me olvidó otra vez", "México lindo" (una versión de las dos incluidas a dúo con el intérprete charro Julión, así se anuncia, Álvarez), cerrando con la ya antedicha "Quién será" de nuevo. Como observará cualquier lector avezado en ese tipo de canciones, casi todas son rancheras, con mayoría de creaciones del inolvidable José Alfredo Jiménez, algunas de las que en su día triunfaran entre otras grandes voces con las de Jorge Negrete y Pedro Infante y la inclusión asimismo del tema más popular de Joaquín Sabina. El disco aparecerá en España el 25 de este mes y simultáneamente en otros países, siendo el número 80 de su discografía. Hacía doce años que no editaba un álbum completamente en nuestro idioma.
Obsérvese que el mes de septiembre está muy ligado a Julio Iglesias, siquiera de un modo anecdótico. En el que vino al mundo, un 23 de septiembre de 1943, por lo que en un par de semanas festejará su setenta y dos cumpleaños. A las puertas del otoño fue cuando aquel nefasto 22 de septiembre de 1962 sufrió el accidente de coche que por poco lo deja paralítico de por vida. Y ahora en septiembre es cuando felizmente regresa a sus actuaciones. "Ya no canto por dinero –declara- sino por pasión, por devoción. Reconozco que cuando empecé lo hacía muy mal y ahora, digamos que lo hago un poco mejor. Y pienso cantar hasta que mi salud lo permita". Reconoce que no escucha música actual de otros colegas. "En todo caso sólo por radio, y eso cuando voy en coche". Y cuando se le pregunta por su hijo Enrique, auténtico ídolo de la juventud sobre todo en Hispanoamérica, se sale por peteneras: "A mi hijo más pequeño, Guillermo, que tiene ahora ocho años, le encanta".
No ha perdido sus gustos de bon vivant, como beber un buen vino, si puede ser deleitándose también con marisco. Mantiene sus acciones en la bodega Montecastro, en la Ribera del Duero. Ya sus conquistas femeninas quedaron relegadas, feliz con su segunda esposa, Miranda. Y ningún fotógrafo, que sepamos, lo ha captado en actitud amorosa con alguna otra fémina en los últimos tiempos. El reposo del guerrero, que podría apuntarse parafraseando un título literario. O, como se decía antes: de retirada en sus cuarteles de invierno.
Sobre sus propiedades, tal vez venda su chalé de Ojén, que un día le comprara al torero Curro Romero, y así se quedaría solamente con sus mansiones de Miami, en Indian Creek, y la de Punta Cana, en la República Dominicana, donde mucho lo quieren hasta el punto de que le ofrecieron la nacionalidad. Sin dejar, por supuesto, la española. Asimismo trata de desprenderse de su jet privado, aunque si se cumple tal deseo sería para adquirir otro más moderno. Tenemos, por lo tanto, a un Julio Iglesias en plena forma, dispuesto a "seguir dando guerra" con sus bellas canciones mientras su cuerpo aguante. ¡Que sea por muchos años!