Maite Galdeano, la primera expulsada de Gran Hermano, desvela en Lecturas los detalles de su boda con el nigeriano Ugo.
Tras el "horror" que vivió con su primer marido, Maite conoció a Ugo en Pamplona, en 2005, "en el ascensor de la casa en que vivía con Sofía". Ligó con él enseguida porque "los nigerianos y los negros se me dan muy bien". Su primera relación sexual "fue como a la tercera cita, un fin de semana". "Yo en aquella época tenía un amante senegalés y otro de Ghana. Tenía que repartir horarios. ¡Me daba un morbazo estar con los tres!", añade.
Después, Ugo desapareció y, un año después, llamó a Maite por teléfono para decirle que le echaba mucho de menos: "Un día me pidió que me casara con él, me llamó muchas veces, quería que tuviéramos un hijo". Al final, "la Maite se fue a Nigeria sola a buscar a su príncipe".
"Llegué a un poblado megapobre, Barriga se llamaba, me entró un miedo… Me santigüé y, como soy la elegida de Dios, me dio la fuerza para disfrutar de todo aquello. Me metí en aquella casa que daba asco, me metí en el baño, que era como una cuadra con un agujero en el suelo, recé a Dios y salí nueva", cuenta. La pena: la ausencia de su hija Sofía.
Tras la boda, regresaron a Pamplona, Ugo no encontró trabajo y Maite se "levantaba a las cinco menos viente de la mañana". Sofía "le cogió mucho asco, le puso una trampa y se hizo pasar por una universitaria. Y le pilló". "En cuanto comprobé aquello, le escupí en toda la cara y lo eché de casa". Fin del amor.