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La tragedia que marcó la vida de Tip

Una vida marcada por un matrimonio roto, la muerte de su hijo y la de otra mujer que amó.

Una vida marcada por un matrimonio roto, la muerte de su hijo y la de otra mujer que amó.
Tip y Coll | Efe

Luis Sánchez Polack, Tip, murió hace ahora diecisiete años. Millones de españoles que lo admiraban como un indiscutible genio del humor quizás ignoren el otro lado de su vida, dominada por el drama. Se daba en él ese símbolo teatral de una careta sonriente y por detrás otra faz exhibiendo la mueca representando la tragedia.

Nacido en Valencia el 22 de julio de 1926 quiso dedicarse en su juventud a la pintura pero tras pasar por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, ya en Madrid, resolvió ser actor. Después de sus primeras experiencias escénicas ingresó en 1946 en Radio Madrid. Y allí permaneció catorce años formando pareja con Joaquín Portillo. Se les conocía como Tip y Top. Ambos escribían delirantes diálogos, humor del absurdo, que se emitían por toda España, algunos de los cuales, en forma de "scketchs" cómicos tuvieron también su divulgación en discos.

Fuera del micrófono, en tanto Portillo trataba de pasar inadvertido, Luis, el que por cierto familiarmente atendía por el mote de "Chavo", continuaba con un comportamiento disparatado, gastando bromas tanto a compañeros, amigos como a desconocidos. Así, por ejemplo, el segundo arrastraba al primero a escenas de este jaez: a la salida de la emisora se encontraron una tarde con el maestro Manolo Gracia, director de la orquesta de Radio Madrid y sin mediar palabra lo alzaron en hombros, cual improvisado torero, llevándolo a la acera de enfrente atravesando un ancho tramo de la Gran Vía, entre el estupor de los transeúntes. Otro día, con la circulación detenida ante un semáforo, abrieron la portezuela de un taxi, y salieron por la otra puerta una vez que saludaron al desconcertado conductor. Alguna medianoche, en una especie de "La hora de las brujas", dejaban los micrófonos, abrían una ventana y arrojaban a la calle lo primero que encontraban a mano, entre gritos y canciones.

Era Tip quien tomaba la iniciativa. Encontrándose en los lavabos de la emisora, coincidió en el mingitorio con el director de Radio Madrid, a quien saludó así: "¿Qué, don Virgilio? ¿A que aquí somos todos iguales?". Al mismo personaje lo acompañaron a una parada y cuando se introdujo en el "taxi" el conductor ya había sido advertido por Tip de que se trataba de un enfermo al que había que llevar a una dirección –inventada- a las afueras de la capital, sin que tuviera en cuenta las quejas del usuario, víctima de su estado mental. Era don Virgilio Oñate hombre comprensivo que toleraba aquellas locuras de las que era víctima a menudo.

Y si Luis Sánchez Polack, Tip, inventaba diariamente tanto jugarretas a los demás como divertidos parlamentos en la radio de los años 50, por dentro vivía tristes momentos sentimentales. Había conocido a una joven llamada Lola de Prados del Río cierto día que le demandó un autógrafo. De aquel fortuito encuentro surgió el amor, contrayendo matrimonio el 8 de agosto de 1952. A los once meses tuvieron un niño, Luisito, al que comenzaron a llamar "Pelotilla". La vida bohemia de Tip chocaba con la ordenada de su esposa y el matrimonio acabó separándose. Los domingos, él recogía al niño y se iban al cine. A "Pelotilla" tuvieron que operarlo de apendicitis, el anestesista se equivocó, al parecer, suministrándole una dosis excesiva y el pequeño murió en el quirófano. Tenía sólo siete años y medio. Fue un mazazo para Tip, ya de por sí descentrado por su fracaso matrimonial.

Guardaba para sí aquel dolor, prosiguiendo su "modus vivendi" haciendo reir a los demás. Sin pregonarlo jamás, ayudaba a cuantos se acercaban a él, en el trabajo, dando limosna a los necesitados… Católico ferviente mantenía una conducta cristiana irreprochable. Esa creencia, tras conocer a quien sería el segundo amor de su vida, Francisca Basarán Aguado (Quica) y compartir a su lado muchos días de su vida, ya a finales de la década de los 50, le impedía vivir con ella bajo el mismo techo. Quica estaba separada de un militar; una toledana muy guapa, culta, de buena posición económica, que pasaba muchas horas, diariamente, junto a Luis. Pero, por lo general a medianoche, cada cual se iba a su domicilio.

Confiaba Tip en lograr la nulidad de su primer matrimonio para poder contraer segundas nupcias, aunque pudiera haber recurrido al divorcio y casarse civilmente. Se negaba a esta última opción, soñando con casarse por la Iglesia. El 4 de marzo de 1980, de repente, Quica murió, dejando a Tip otra vez al borde de la desesperación. Había vivido un amor prohibido durante veintitrés años. De nuevo el destino le jugaba aquel inesperado golpe.

Llevaba actuando desde finales de los años 60 junto a José Luis Coll. Con quien, deshecho aquel dúo con Top (que debía cuidar a su esposa, enferma) Tip se avino a formar nueva pareja artística. La idea de juntarlos se le había ocurrido al realizador del programa de Televisión Española Galas del Sábado, Fernando García de la Vega. De distinta ideología y caracteres distintos, fueron no obstante excelentes amigos y compañeros, pese a los dimes y diretes que se publicaban sobre ellos. Tip, tras la muerte de Quica, escribió una carta a Coll manifestándole su deseo de ingresar en un colegio de frailes. Superada su depresión ambos continuaron sus actuaciones en televisión y en salas de fiesta y teatros, aleccionando por ejemplo a los espectadores a llenar correctamente un vaso de agua, uno de sus "gags" más desternillantes. Y en El debate del estado de la nación, espacio del programa Protagonistas, de Luis del Olmo, lucieron miércoles tras miércoles su singular ingenio.

Tip siempre fue diferente a todos sus compañeros. Una especie de Groucho Marx "a la española" como alguien lo bautizó. Nunca sabía estar solo. Durante unas vacaciones en la playa valenciana de El Perelló, donde disponía de un apartamento, conoció a Amparo Torres, dependienta de una tienda de Loewe en la capital del Turia. Él tenía cincuenta y cuatro años, ella treinta y seis. Se casaron el 16 de mayo de 1983 y formaron su hogar en Madrid, en un confortable piso de la calle de Padilla. El gran humorista volvía a sentirse feliz. Había encontrado a la mujer de su vida, que lo comprendía, que lo amaba. Le diagnosticaron cáncer de garganta, pero fue operado con éxito y los negros nubarrones que presentía se fueron despejando. Dieciséis años convivieron dichosos, ya él jubilado cuando en 1993 dejó que Coll continuara actuando en solitario.

Un malhadado día de 1998 internaron a Tip víctima de un derrame cerebral. Pasó ocho meses ya con la mente perdida, falleciendo el 8 de febrero del año siguiente. Pilar Blanco, que lo conoció bien, acertó al titular su biografía así: "Tip, poeta del ingenio".

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