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Mario Conde inventó "el espionaje para acabar con la vida pública cargándose la privada"

Es la mañana de Federico ha abordado la figura de Mario Conde, cuya influencia llega incluso a la crónica rosa.

Es la mañana de Federico ha abordado la figura de Mario Conde, cuya influencia llega incluso a la crónica rosa.
Mario Conde | Archivo

La actualidad nacional ha llegado marcada por el arresto de Mario Conde, sus hijos y otras cinco personas por la Guardia Civil por delitos de blanqueo de capitales y contra la Hacienda pública. Conde usó un entramado de sociedades en el extranjero para repatriar desde Suiza y Reino Unido el dinero desaparecido de Banesto, que ahora se cuenta por varios millones de euros, en un procedimiento que habría iniciado en 1999.

Lo que da pie a reflexionar sobre la importancia de Mario Conde en la España de los noventa. Según explicó en esRadio Federico Jiménez Losantos, "este personaje resume la corrupción de España en la época central de Juan Carlos I, no la última de Corinna. La central, cuando en España mandaban tres personas: Jesús de Polanco, Felipe González y el Rey". Según el director de Es la mañana de Federico, "todos sabían que robaba, y todos se beneficiaban de lo que saqueaba y acudían a rendirle pleitesía".

"Todos ellos mandaron y se corrompieron hasta el punto de que un aventurero como Mario Conde estuvo a punto de quedarse con todo a base de sobornar y comprar". Entonces un hombre "orgulloso y guapo", la técnica de Conde para conseguir sus fines en esa década fue casi pionera en nuestro país: cargarse lo público desvelando lo privado.

Jiménez Losantos realizó en esRadio un perfil de Conde, un banquero que "era el diablo, e iba de diablo" y que perteneció a la loggia masónica P2 (Propaganda Due), la "gran mafia moderna de Milán y Europa", donde estuvo también Silvio Berlusconi. Famosa por el escándalo del colapso del banco ambrosiano del Vaticano, entre 1965 y 1981 manejó las altas instancias italianas mediante la inclusión de personas afines en las instituciones del país. En España, Conde tenía una visión igualmente "conspiranoica" y, fiel a ella, "intentó echar a Aznar y crear una derecha masónica extravagante".

Y, sin duda, actuaba de acuerdo a esos principios. "Mario Conde hizo zozobrar el matrimonio Koplowitz y fue quien destapó a los Albertos", dijo el director de Es la mañana de Federico en referencia a uno de los casos de corrupción -el de Urbanor- más escandalosos de la época de mayor poder de Conde; y cómo "a través del informe Crillón, colaboró con Narcís Serra y se cargó el matrimonio de Alberto Cortina y Alicia Koplowitz, sacando a Marta Chávarri". Los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer estaban casados con las hermanas Koplowitz, y más tarde fueron condenados por la venta de los terrenos de las Torres KIO de Madrid. Según Jiménez Losantos, Mario Conde fue el responsable de su caída, "inventando el espionaje para acabar con la vida pública de una persona cargándose la privada".

Y no sólo eso, puesto que también fue descubierto en conversaciones con Bárbara Rey y el famoso robo en su casa. "Estaba con cualquiera que pudiera enredar, tenía una idea conspiratoria" y se valió de ella para intentar ser presidente del Gobierno.

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