Úrsula Corberó y Mario Casas han sido los elegidos para ser la imagen de una firma de ropa de cara a la presente temporada primavera-verano. La cita ante los medios estaba prevista que fuera a las 13.30 horas en el restaurante Fortuny, propiedad de Javier Merino. Rozando ya las 14 horas, con media hora de retraso, hicieron su aparición sin dar ningún tipo de explicación, ni tan siquiera la más mínima disculpa.
Sí se hubieran retrasado un par de minutos más se hubieran encontrado solos porque todos los medios allí presentes para cubrir el tema estuvimos a punto de irnos, hartos de esperar. Como es normal, lo primero que se suele hace es posar para las cámaras y a continuación ofrecer declaraciones a los medios congregados.
Tan sólo pasaron tres minutos comentando lo bien que estaban y lo bien que les iba todo, hasta que un miembro de la organización, cuya profesionalidad dejó mucho que desear, interrumpió para decir que ya estaba bien y que había que cortar. Yo mismo le respondí que los medios habíamos estado más de 30 minutos esperando y que no interrumpiera nuestro trabajo, pero ambos abandonaron el lugar para indignación de los allí presentes.
Ni Úrsula ni Mario tuvieron la más mínima intención de quedarse un poco más para decir lo mucho que trabajan o las ganas que tienen de descansar. Ni que los demás estuviéramos todo el día en Bahamas abanicándonos.
Lo más destacable de la mini comparecencia fue que la propia Úrsula reconoció lo desastre que era, porque en más de una ocasión le habían robado el bolso. A Mario ni le dio tiempo a mediar palabra. La "futura nuera" de Ricardo Darín, también comentó que, antes de ponerse delante de una cámara para hacer publicidad, se inventa una persona. Como si estuviera hablando con Meryl Streep.