Kesha no ha pasado por un buen momento profesional y personal. La cantante trata de salir del bache que vivió a principios de 2016 cuando tuvo que enfrentarse judicialmente con su productor Dr. Luke. La cantante le demandó por maltrato y abusos sexuales y sus abogados defendieron ante el juez que su representada sufría efectos psicológicos causados por el abuso del productor, incluyendo "depresión grave, estrés postraumático, aislamiento social, y ataques de pánico".
Los facultativos que trataron a Kesha subrayaron que el recuerdo "constante del abuso por tener que seguir cerca del Dr. Luke y su abuso emocional y psicológico implacable había dañado física y psicológicamente a la cantante hasta el punto que de continuar dicho contacto sería peligroso para su vida".
Sin embargo, la Justicia dio la razón al productor musical, obligando a la cantante a mantener el contrato que les vinculaba. La decisión judicial fue un duro varapalo para la estrella del pop y numerosas celebrities se pusieron de su parte mostrando su apoyo. Incluso Taylor Swift le donó 250.000 dólares para que continuase su batalla en los juzgados.
A pesar de todo, Kesha se recupera poco a poco, pero su cuerpo ha experimentado un cambio físico importante, además de los evidentes retoques que se ha hecho en la cara. No obstante, disfruta del tiempo libre en Los Ángeles junto a su novio Brad Ashenfelter, su mejor apoyo. La artista de 29 años vuelve a los escenarios este verano hasta el 23 de julio.