La modelo rusa Irina Shayk llegó a Madrid al haber sido elegida para amadrinar el nuevo ginger ale de Schweppes. Todo ello a pesar del correspondiente jet-lag a consecuencia de llegar de Nueva York, donde reside desde hace unos meses y donde, como ella misma manifestó, está feliz. "Me trasladé el pasado enero , y estoy viviendo la mejor época de mi vida tanto a nivel personal como profesional, ya que acabo de conseguir un contrato muy importante con una marca internacional de cosméticos". Fue lo poco que contó durante su comparecencia ante los medios.
No habló de su vida personal, evitando desvelar nada concerniente a su relación con el actor Bradley Cooper, con el que mantiene una relación tras su ruptura con Cristiano Ronaldo. Al preguntarle, sí le iba a llevar jamón serrano a su novio, salió por la tangente. "He pedido al Room Sevice que me trajeran jamón a la habitación, y me lo he comido todo. No pienso comprar para nadie".
Sí reconoció que tiene un carácter fuerte, y no quiso entrar en más detalles. Según comentó, le encanta España, " Tiene un clima muy bueno, a pesar de ser rusa no me gusta el frío. Además a este país le tengo un especial cariño porque profesionalmente me ha ido muy bien, me reconocieron mi trabajo enseguida. Barcelona fue la primera ciudad donde trabajé, no como en París que decían que me veían demasiado sexy y no tuve demasiado exito. Volveré aqui de vacaciones, aparte la gente es muy simpática", declaró.
Al preguntarle sobre su posible boda, ya que esa noticia había salido publicado, su respuesta fue tajante. "No leo los rumores, solo libros y en este momento estoy leyendo a uno de mis autores favoritos que es Dostoievski, en concreto El Idiota". Al preguntarle por El Quijote, comentó: "No lo he leído pero lo haré", una manera de quedar bien.
En un futuro Irina sí se plantea ser madre: "Pienso que el objetivo de toda mujer es el de ser madre, y yo soy una de ellas", concluyó.