La sección de la periodista Pilar Eyre en la revista Lecturas ahonda esta semana en las intenciones de Rocío Jurado, nunca materializadas, de divorciarse de Ortega Cano. Un tema especialmente doloroso para el diestro, que afronta ahora unos difíciles momentos familiares al ser testigo de las peleas entre varios miembros de la familia.
"El pobre Ortega Cano desmiente con voz rota de cansancio que Rocío pretendiera separarse, dice que no era cierto", escribe Eyre, para afirmar que "tiene razón". Y la explicación era muy simple: "Él no sabía que su mujer había pensado en el divorcio".
Cita Eyre lo sucedido poco después de la entrega de los premios Antena de Oro 2004, donde Ortega recogió su premio a manos de Marta Robles subiendo al estrado y haciendo gala de una conducta que molestó especialmente a Rocío Jurado.
"Rocío se mostró toda la noche molesta y malhumorada. Cuando Ortega se fue al lavabo, los amigos -especialmente su íntimo Luis Sanz- le preguntaron qué le pasaba y ella les contó que su marido "había desaparecido después de la gala y que no sabía dónde había estado toda la noche".
Fue entonces cuando se le detectó la enfermedad y Ortega se convirtió en "más abnegado y cariñoso de los maridos". Nunca más se habló de separación, y sólo se sabe por las propias memorias de Sanz, que nunca publicó y que "cada noche leía a sus amigos por teléfono", las intenciones de la cantante en ese preciso momento.