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Cayetano Rivera cumple 40 años forrado de dinero

Eva González, su mujer, quiere ser madre en 2017.

Eva González, su mujer, quiere ser madre en 2017.
Cayetano Rivera | Cordon Press

No es supersticioso Cayetano Rivera, que alcanza los cuarenta años este viernes, 13 de enero. Madrileño, pero sentimentalmente unido a Ronda, la tierra de sus antepasados por vía materna. Hace un par de meses el Ayuntamiento lo nombró Embajador Honorífico, por la difusión que hace sobre la ciudad rondeña. Donde él y su hermano Francisco tienen una finca de ensueño, "El Recreo", herencia de su abuelo, Antonio Ordóñez, que era hijo del "Niño de la Palma", como apodaban a su padre, Cayetano Ordóñez, en razón a que el suyo tenía una tienda, "Zapatería de la Palma". Torero de irregular carrera en los ruedos pasó no obstante este Cayetano Ordóñez a la leyenda del toreo y de la literatura por su amistad con Ernest Hemingway, quien lo seguía de plaza en plaza, inmortalizándolo luego en su novela Fiesta, publicada hacia 1925. Y de un modo menos divulgado, también por una crónica de Gregorio Corrochano que todos los viejos taurinos de pro la han recordado siempre: "Es de Ronda y se llama Cayetano", que le dedicó aquel maestro de la crítica por una actuación que le pareció extraordinaria.

Conoce muy bien Cayetano Rivera sus ancestros y la prolija historia de la dinastía a la que pertenece, repleta de grandes diestros. Él se vistió de luces muy tarde, a los veintiocho años, edad en la que los matadores suelen llevar más de un decenio en los ruedos. En aquel 2005, cuando debutó como novillero, vivía momentos indecisos sobre su futuro profesional. Se había divorciado de su primera mujer, la modelo y actriz asturiana Blanca Romero, con quien contrajo matrimonio en Gijón en 2001. Ella era madre soltera de una niña, Lucía, a la que tuvo que inscribirla con sus apellidos, Romero Ezama. Pero, caballeroso, sensible a esa situación, nada más casarse, Cayetano Rivera accedió a adoptar a la pequeña y darle sus apellidos. En consecuencia sigue siendo su padre adoptivo. Durante los tres años que duró la pareja quien ingresaba dinero en la caja familiar era ella, porque él no tenía entonces trabajo conocido. Había cursado estudios en Suiza, porque su madre, Carmen Ordóñez, quiso que recibiera una esmerada educación. El chico resultó buen estudiante, y amén de tener una notable cultura, muy superior a la de casi toda la nómina de los toreros actuales, habla francés e inglés, lo que tampoco es corriente entre sus colegas. El caso es que al divorciarse de Blanca Romero, posiblemente a causa de su entonces incierto porvenir, dio en matricularse en Los Ángeles en una Escuela de Cine, con la pretensión de acceder al mundo de la producción; no desde luego los que producen películas con su dinero sino quienes planean cuanto sucede en un rodaje.

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Cayetano Rivera | Cordon Press

Pero al año se cansó, volvió a España completamente decidido a ser torero como sus antepasados, como su padre, el malogrado "Paquirri", y como su hermano Francisco. Apuesta difícil, a sus años. Teoría de la fiesta, tenía, pero nunca se había enfrentado a una vaquilla. Recurrió a su tío político, el matador de toros retirado Curro Vázquez, una figura en su tiempo, quien le proporcionó las primeras lecciones prácticas en tentaderos. Gracias a él, Cayetano Rivera pudo aprender un oficio, un arte también. Y en un año de rodaje se doctoró como matador en 2006. A día de hoy, lleva once temporadas como matador, toreadas doscientas cincuenta corridas, con un balance positivo. Es valiente, tiene técnica, asimismo estilo, y puede decirse que brillante en todos los tercios. Acaso le falte a su toreo mayor profundidad. Pero no es un torero del montón: es un artista dominador. Aunque a los buenos aficionados les parezca que ya ha tocado fondo y no sabe hacer más de lo que expresa cada tarde con capote, muleta y espada. Quien sufre al verlo ir a la plaza es Eva González, la bella andaluza con la que se casó en segundas nupcias en Mairena del Alcor en noviembre de 2015. Por supuesto que no lo ha visto torear, salvo en algún festival. Antes de su tan traída y llevada boda, las revistas del corazón se hartaron de publicar unos meses sí y otros no que estaban enamoradísimos, luego que no se soportaban, y así, entre achuchones y rupturas transcurrió un noviazgo algo tormentoso, finalmente cristalizado en un enlace por todo lo alto. Invitaron a un montón de familiares y amigos. Pero no a Lucía, la hija adoptiva del torero.

¿Qué había pasado entre padre e hija? Pues que no se hablaban. La distancia (ella vive en Gijón con su madre), la profesión de él concentrado siempre en los toros, y acaso alguna discusión del pasado no resuelta. El caso es que hace pocos meses que han firmado la pipa de la paz, reconciliándose. Simultáneamente, madre e hija utilizaban Instagram y otras redes sociales para comunicar quién es el padre biológico de Lucía Rivera Romero: un modelo británico con el que Blanca se encamó en su día, muy enamorada, llamado Warren, quien no quiso saber nada de la niña ni antes ni después de nacer. Blanca Romero tiene también otro hijo, Martín, de cuatro años, fruto de una relación posterior al divorcio con Cayetano Rivera. Lucía ha cumplido recientemente dieciocho años y está dispuesta a seguir las huellas maternas, entusiasmada con ser algún día una cotizada modelo. De momento, ha participado en una campaña publicitaria de "El Corte Inglés". Vinculado el torero a Porcelanosa, le ha permitido asistir meses atrás a la anual recepción que en Londres ofrece el Príncipe Carlos de Inglaterra a los propietarios de esa empresa, que acude con algunos invitados; en la última ocasión fueron la habitual a esas reuniones, Isabel Preysler acompañada esta vez con su último gran amor, Vargas Llosa, y entre otros, Cayetano Rivera, quien iba del brazo, como no podía ser de otra forma, de su esposa, la guapísima Eva González. El torero departió con el hijo de la Reina Isabel gracias a su conocimiento de la lengua sajona.

Es Cayetano Rivera una figura del toreo distinta a casi todos sus compañeros de escalafón. En todo caso se podría comparar con José María Manzanares en el sentido de que ambos no han tenido inconveniente en ser ocasionales modelos publicitarios de grandes firmas de la alta costura y los perfumes. También Francisco Rivera se apuntó hace tiempo a los "photocalls", anunciando lo que le paguen bien. Es cuando suele decir algo a los reporteros, porque no se prodiga en entrevistas. En el caso de su hermano, firmó una exclusiva con Giorgio Armani, además de promover una marca de Loewe. Sépase que el mundo de los toros es bastante cerrado para sus protagonistas, que siguen ritos de antaño. De ahí que estos tres matadores hayan roto, de alguna manera, ese círculo que pocos se habían atrevido a transgredir. Sólo Luis Miguel Dominguín, tío abuelo de Cayetano Rivera, rompió muchas de las barreras con su conducta dentro y fuera de los ruedos. Por ejemplo, en su última etapa hacía el paseíllo con un vestido más ligero diseñado por el poeta y pintor Rafael Alberti.

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Con Eva González | Cordon Press

Mucho dinero ha ganado en los toros Cayetano Rivera, incrementado su patrimonio con esas incursiones como modelo. Pero es que ha sabido invertir en un negocio hostelero en Madrid, diversificando sus empresas en Andalucía.Tiene intereses en Puerto Banús (Marbella) en una importante inmobiliaria y en Karojet, que alquila y vende helicópteros y aviones privados. Uno de estos últimos puede alcanzar la escandalosa cifra de cincuenta millones de euros. Que goce de ese bienestar lo debe a jugarse cada tarde la vida en los ruedos. Dramático ha sido su pasado, al tener que superar la muerte de su padre, "Paquirri", cuando Cayetano sólo tenía siete años. Y veintiocho al fallecer Carmen Ordóñez, su madre. Se lleva bien con su hermano Kiko y ha reanudado su relación con el otro, Julián Contreras, chico complicado a causa de sus depresiones, de su incierto porvenir cuando no se sabe de qué vive, aparte de "hacer caja" en los programas del corazón. Por lo demás, Cayetano Rivera es ahora un hombre feliz al lado de Eva González, con quien ha celebrado su primer aniversario de boda de un modo divertido, en Las Vegas, disfrazados él de Elvis Presley y ella de Marilyn Monroe, simulando otra boda, como sucede en esa capital mundial del juego. Lo único que les falta es ser padres y Eva González despidió el Año Viejo con el deseo y puede que la certeza de que en 2017 tendrán un bebé. Cayetano Rivera ya ha comenzado sus entrenamientos de cara a la inmediata temporada que, como es sabido por los aficionados, comienza en el mes de marzo, con las ferias de Castellón y Valencia. Es costumbre en él la víspera de un festejo irse por la tarde a un cine y olvidarse de la cita del día siguiente, que transcurre en un hotel, donde en la soledad, durante unas horas, espera que lleguen las cinco de la tarde. Y entonces se irá a la plaza, a enfrentarse de nuevo a ese juego de burlar la muerte ante su enemigo, el toro. "He aprendido a amar a este animal, aunque uno de ellos matara a mi padre". Eva González estará mientras tanto en casa, esperando impaciente la llamada del mozo de espadas del toro, o de su propio marido, comunicándole que todo ha salido bien y ha triunfado. Y así, muchas otras tardes…

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