El momento más doloroso de Ricardo Darín, que cumple 60 años

Este lunes, 16 de enero, Ricardo Darín festeja sus sesenta años. No recuerdo ningún otro actor argentino que haya conseguido en España la gran popularidad que disfruta. Y cuantos lo han tratado -periodistas, admiradores, gente de la calle- coinciden en alabar su carácter sencillo, su bonhomía. Justo es que nosotros nos unamos a esa efeméride, recordemos aspectos de su pasado y les pongamos al día de sus últimos trabajos. Dos películas ha rodado en los últimos meses.

La primera, que se estrena en su país estos días, lo ha emparejado con otro formidable colega, asimismo muy considerado en la cinematografía española: Leonardo Sbaraglia. El argumento sucede en el invierno de 1978. El personaje que interpreta Ricardo Darín vive torturado desde que en una jornada de caza muere uno de sus hermanos, y le culpan a él, Salvador en la trama, de ese accidente. Decide refugiarse en un lugar aislado de la Patagonia, donde lo recibe otro hermano, quien desea se vendan unas tierras de sus antepasados. En la cinta veremos a un Ricardo Darín muy cambiado físicamente, con aspecto de ermitaño. Allí vuelve a poner a prueba su talento dramático en razón a las características del papel que le tocó en suerte.

Muy distinto al de su segundo filme, que comenzó a rodar en el pasado mes de septiembre, concluido antes de finalizar el otoño: La cordillera. Título que responde al lugar donde tuvo lugar parte del rodaje, en las montañas andinas, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, aunque localizado a sólo cuarenta kilómetros de Santiago de Chile. A Ricardo Darín le sobrevino el soroche, o mal de altura, lo que le obligó a tomarse un descanso, vigilado por los médicos. Mejor fue el rodaje en su país, que le supuso entrar en la Casa Rosada, donde se filmaron algunas importantes escenas. Al gran actor le recordaron una entrevista que sostuvo pocos años atrás con la ya ex presidenta Cristina Kirchner, con quien mantuvo una tensa relación tras declarar en un diario en contra de su política. Hoy, está imputada por malversación de fondos, entre otras acusaciones. Esas secuencias en la Casa Rosada se debían a que Ricardo Darín personifica en La cordillera a un presidente de la Argentina. Nada que ver con ningún mandatario real. Que acude a una cumbre internacional en Chile, tiene un conflicto emocional con su hija, paralelamente a una circunstancia difícil en su carrera política: ha de tomar una decisión trascendental, y vive días muy difíciles.

En esta ocasión ya no aparecerá en nuestras pantallas, cuando se estrene La cordillera (puede que a finales de año aquí, y en agosto en Argentina), con aspecto desharrapado. Todo lo contrario: luciendo un elegante vestuario de Ermenegildo Zegna que potencia su indiscutible aire de galán. En su vida cotidiana, Ricardo Darín prefiere ropa más deportiva, aunque se ajuste siempre a las necesidades de su profesión, sus compromisos en galas, estrenos, entrega de premios, que lo obliga a ir encorbatado o con esmoquin. Lo que no se le ocurre es aparecer, como algunos de sus colegas en la fiesta de los Goya, con aspecto desaliñado. Acerca de esa última película, ha dejado claro que una cosa es que se haya convertido en presidente argentino por pura ficción cinematográfica, llamado Hernán Blanco, y otra que se vaya a dedicar a la política, lo que en su caso nunca sucederá.

Acabada la película, Ricardo Darín tenía planeadas unas vacaciones en Navidad y Año Nuevo con su esposa y su hijo Chino (así se le conoce, aunque se llama como el padre). Eligieron el pueblo de la familia de la mujer del actor, Pergamino, en la provincia de Santa Fé. Hacia allí se dirigieron, en un BMW negro conducido por éste último. Pasaron un calvario, creyendo que no podrían contarlo. Unas inundaciones en las proximidades de dicho pueblo pusieron a prueba la pericia y serenidad de Ricardo Darín al volante de su vehículo, a punto de ser arrastrados por la violencia de las aguas. Menos mal que fueron rescatados por unos lugareños, con la ayuda de agentes de seguridad desplazados adonde se encontraban. Se salvaron de puro milagro, pero el miedo no lo podrán olvidar en mucho tiempo.

En La cordillera aparece interpretando a una periodista nuestra compatriota, la palentina Elena Anaya. Para la rubia actriz ha constituido una interesante experiencia al ampliar su filmografía fuera de España. En Argentina se recuerdan algunas de sus películas y la consideran un joven valor de nuestro cine. A la hora de redactar estas líneas esperaba un feliz nacimiento: el de un niño, aunque no haya querido dar más detalles, salvo su aprobación de que semanas atrás se difundiera, vía Instagram, una imagen donde aparecía embarazada. Con ello quería romper el acoso periodístico de unos "paparazzi" apostados a las puertas de su casa, en pos de una exclusiva, que ella prefiere defender a su modo y manera. Vive momentos dichosos junto a su actual pareja, la figurinista Tina Aufugu, una chica de color de la que está muy enamorada.

La vida sentimental de Elena Anaya la ha llevado de la manera más discreta posible. Se sabe que fue novia en tiempos del actor Gustavo Salmerón, muy activo en telenovelas y culebrones, con el que rompió sus lazos amorosos para "salir del armario", declarando su condición de lesbiana. Se la relacionó con María Villanueva, pero con quien mantuvo una convivencia más estable, nada menos que durante cinco años, fue con la realizadora de cine Beatriz Sanchís, que la dirigió en Todos están muertos. Y hace dos años cambió de pareja para irse a vivir con la citada Tina Aufugu. A sus cuarenta y un años, Elena Anaya está en una época muy dulce de su vida y su carrera. Con Ricardo Darín confiesa haberlo pasado estupendamente en el rodaje de La Cordillera. Realmente, todas las mujeres que han trabajado con él, caso por ejemplo de Belén Rueda, hablan maravillas de la simpatía que derrocha.

En sus años de soltería era un galán muy cotizado entre las jóvenes actrices argentinas. Su lista de conquistas es larga, con nombres que aquí no dicen nada, pero que en su día ocuparon el corazón de quien era el más popular de los actores de televisión de su país y uno de los más mujeriegos: María del Carmen Calencuela, Liliana Serrantes, Marta Giorgi, la cantante Reina Reech con quien convivió una prolongada temporada… A todas decía quererlas, pero con ninguna quiso comprometerse. Hasta que llegó a su vida Susana Giménez, una espectacular estrella, que le obnubiló. Tenía entonces Ricardo Darín el pelo ensortijado. Con ella estuvo entre 1978 hasta 1987, año en que conoció, cuando tomaba café en un popular local bonaerense, a Florencia Bas. Con ella tuvo dos hijos: Ricardo (Chino, ya hemos dicho) y Clara. Treinta años cumplen de su boda este 2017. Hubo un periodo en el que estuvieron separados, pero se reconciliaron definitivamente. Y desde entonces no se le visto a él con ningún "ligue". Es un hombre familiar que recuerda el trauma que le supuso con doce años el divorcio de sus padres. Tuvo a partir de entonces que ganarse la vida vendiendo cacerolas de puerta en puerta, y también como dependiente de un comercio.

Finalmente retornó al mundo de la interpretación. Y desde los años 90 en adelante ha ido cosechando éxito tras éxito en la pantalla: Nueve reinas, El mismo amor, la misma lluvia, El hijo de la novia, El secreto de sus ojos, Truman… Y en teatro Art y Escenas de la vida conyugal. No es muy amigo de las redes sociales pero emplea su cuenta en Twitter para colaborar en la protección de perros abandonados. Igualmente hemos comprobado que ayuda cuanto puede a enfermos en espera de trasplantes, a la búsqueda de personas desaparecidas y a otras acciones solidarias. Sin duda, es además de espléndido actor, un tipo con el que a todos nos gustaría tomarnos un café y departir un rato en su grata compañía. El amigo al que confiar nuestras cuitas.