Una vez concluida la aburrida gala de los Goya se suelen organizar fiestas privadas y así lo hicieron Paco León y su hermana María, a la que acudieron, entre otros, una de las actrices que más expectación causó nada más pisar la alfombra roja. Me refiero a Amaia Salamanca que, repito, fue de las más comentadas, por lo impresionante que estaba, con un vestido de la firma Pronovias, negro, larga cola, de escote en pico y espalda al aire. De esta forma se podía apreciar el magnífico collar de diamantes, creado en exclusiva por la joyería Suárez para los premios, ya que son uno de los sponsors. La actriz, llegó con su pareja y padre de sus tres hijos, el empresario sevillano Rosauro Varo.
En la misma, también se pudo ver a Emiliano Suárez junto a Carola Baleztena, encantados de cómo habían lucido sus creaciones muchas de las actrices que habían acudido a los premios. Allí coincidieron con Paz Vega,y su marido, Orson Salazar, y con el también matrimonio formado desde hace años, entre Cayetana Guillen-Cuervo y el fotógrafo, Omar Ayyashi. Bárbara Lennie y su novio, el ex de Bimba Bosé Diego Postigo, y Antonia San Juan, que se decantó por un vestido blanco roto de Juanjo Oliva que fue uno de los más comentados porque recordó mucho al que lucio Gwyneth Paltrow en la entrega de los Oscar en el año 2012, creación de Tom Ford. Este tipo de coincidencias en estos actos, que se miran con lupa, son atroces y hay que tener mucho cuidado.